Lo que comenzó como un momento de alegría y se transformó en una incómoda disputa, terminó convirtiéndose en una experiencia mágica gracias a la rápida y generosa acción de dos equipos de las Grandes Ligas y uno de sus jugadores estrella.
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La historia ocurrió durante el partido entre los Philadelphia Phillies y los Miami Marlins. Cuando el jardinero Harrison Bader conectó un cuadrangular, un joven aficionado de los Phillies atrapó la pelota con la ayuda de su padre. Sin embargo, la alegría duró poco. Una mujer, también vestida con la camiseta del equipo visitante, se acercó de manera agresiva, presionando al niño y a su padre hasta que, ante la incomodidad, terminaron cediéndole la preciada pelota.
Las cámaras captaron el momento, que rápidamente se volvió viral, generando indignación entre los fanáticos. Pero el béisbol tenía preparada una sorpresa.
Ambas organizaciones actuaron de inmediato. Primero, los Marlins obsequiaron al niño un paquete de regalos que incluyó pelotas y artículos conmemorativos, provocando una ovación del público, especialmente cuando se supo que el pequeño estaba a punto de cumplir años.
Pero los Phillies fueron más allá. Tras su victoria 9-3, invitaron al joven y a su familia a una experiencia exclusiva en el clubhouse, donde conoció a varios jugadores. El broche de oro lo puso el propio Harrison Bader, quien le regaló un bate firmado, transformando así una noche de decepción en un recuerdo imborrable.
Mientras el niño se llevaba a casa una lección de amabilidad y deportividad, la mujer que se quedó con la pelota original enfrentó una ola de críticas por su falta de empatía.