La construcción de una gigantesca presa en China ha tenido un impacto sorprendente en nuestro planeta: ha desplazado ligeramente el eje de la Tierra y ha modificado la duración de los días. Según la NASA, la acumulación de unos 40 kilómetros cúbicos de agua en un mismo lugar—una masa que supera el peso de toda la población mundial—ejerce una presión tan grande sobre la superficie terrestre que ha provocado cambios mínimos pero medibles.
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Este enorme volumen de agua, almacenado a una altura superior al nivel medio del mar, ha deformado la corteza terrestre de manera imperceptible para los humanos, pero suficiente para inclinar el eje del planeta unos dos centímetros. Además, este desplazamiento ha alargado la duración del día en aproximadamente 0,06 microsegundos.
Aunque el efecto es casi insignificante en la vida cotidiana, el fenómeno demuestra cómo las actividades humanas a gran escala pueden influir incluso en la rotación de la Tierra. Este caso se suma a otros ejemplos, como los terremotos o el derretimiento de los glaciares, que también han alterado levemente la distribución de masa del planeta y, en consecuencia, su movimiento.
