Un equipo internacional de físicos ha logrado recrear en un laboratorio el equivalente a una “bomba de agujero negro”, un fenómeno teórico propuesto hace décadas que podría ayudar a comprender mejor estos enigmáticos objetos cósmicos.
El concepto fue planteado originalmente por el físico Roger Penrose en 1969, quien sugirió que los agujeros negros en rotación podrían extraer energía de las partículas cercanas.
En 1971, el físico soviético Yakov Zeldovich teorizó que este efecto, llamado superradiancia, podría replicarse en laboratorio usando un cilindro giratorio y espejos para amplificar la energía.
Los investigadores construyeron un análogo de agujero negro usando:
- Un cilindro de aluminio rodeado por tres capas de bobinas magnéticas que giran a velocidades controlables.
- Las bobinas actuaron como “espejos”, mientras que el campo electromagnético simuló la luz.
- Cuando el cilindro gira más rápido que el campo electromagnético, la energía se amplifica (similar a cómo un agujero negro transferiría energía a su entorno).
Incluso sin una fuente de energía externa, el sistema generó ondas a partir del “ruido” del vacío, confirmando la teoría de Zeldovich.
Este avance podría ayudar a: Entender cómo los agujeros negros reales interactúan con la materia y la energía, e investigar fenómenos como la materia oscura y otros campos de partículas.
“Este experimento abre una ventana para explorar efectos astrofísicos extremos en un entorno controlado”, destacaron los científicos en su estudio.