Sin lugar a dudas, la Inteligencia Artificial (IA)ha transformado la manera en que las personas se relacionan con la tecnología. Estas herramientas, que inicialmente surgieron como apoyo para tareas académicas o laborales, hoy se han convertido en espacios de interacción emocional y social, donde los usuarios encuentran en la IA una suerte de amigo, consejero o incluso pareja virtual.
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Este fenómeno, cada vez más común, ha encendido las alarmas entre expertos en tecnología y salud mental, quienes advierten sobre los límites entre la interacción digital y la necesidad humana de vínculos reales. La línea entre lo artificial y lo auténtico se vuelve cada vez más difusa, planteando nuevos desafíos sobre la forma en que la sociedad comprende y construye las relaciones en la era tecnológica.
Según el blog, China Talk, hoy en día “los chatbots de IA con temática de citas, diseñados específicamente para vínculos románticos o sexuales, capturan aproximadamente 29 millones de usuarios activos mensuales (MAU) y 88 millones de visitas mensuales a nivel mundial en todas las plataformas".
Entre los comportamientos más destacables en la búsqueda de estas nuevas interacciones se catalogan dos tipos de público: Por un lado, en Estados Unidos triunfan las novias IA orientadas al público masculino, con un claro enfoque sexual.
Por otro lado, en China son más populares los novios dirigidos al público femenino, con un enfoque hacia la inmersión narrativa y mecánicas tipo “juego”.

Aunque ambos públicos buscan diferentes aspectos dentro de esas “relaciones”, dejan en evidencia una gran problemática actual: La frustración generalizada con las relaciones humanas reales y la soledad presente en una sociedad hiperconectada a través de redes sociales.
Estos comportamientos también analizados por otras compañías explican que, por ejemplo la mitad de los usuarios que acuden apps para crear novias con IA son hombres jóvenes que se sienten solos y prefieren una novia falsa que afrontar un posible rechazo.
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A pesar de las diferencias en el estilo de interacción, ambos modelosbuscan capitalizar la sexualidad para atraer y fidelizar a los usuarios. Y la estrategia parece tomar cada vez más fuerza, tanto así que, el 31 % de los hombres estadounidenses de entre 18 y 30 años ya chatean con novias de IA.
De cara al futuro, la expansión de la Inteligencia Artificial emocional parece inevitable. Los avances en lenguaje natural, aprendizaje automático y personalización prometen que estas interacciones serán cada vez más realistas y complejas. Sin embargo, el desafío no estará solo en el desarrollo tecnológico, sino en cómo las sociedades regulan, interpretan y asimilan estas nuevas formas de conexión.
A medida que los límites entre lo humano y lo artificial se difuminan, será necesario replantear conceptos como la intimidad, la empatía y la autenticidad. La IA podría convertirse en una aliada del bienestar emocional o, por el contrario, en un reflejo de las carencias afectivas de una generación cada vez más digital. El rumbo dependerá, en gran medida, de cómo aprendamos a convivir con ella.