Las razas de perros que exigen doble cuidado con niños

Aunque una buena educación es fundamental, las características inherentes de ciertas razas requieren una supervisión

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Perro de la raza San Bernardo Foto: Pixabay

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Es un consenso entre los expertos que la educación y socialización de un perro son los pilares para una convivencia segura en un hogar con niños. Sin embargo, pasar por alto la genética y el propósito original de una raza sería un error. Ciertas características, como la fuerza, el instinto de presa o incluso la fragilidad, demandan un nivel de responsabilidad y atención superior por parte de los adultos.

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Menor de 4 años fue atacada por un pitbull en Guayaqui
Menor de 4 años fue atacada por un pitbull en Guayaqui. Imagen referencial

Por un lado, encontramos razas de gran poderío físico como el Pit Bull Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Akita, Bull Terrier y el Tosa Inu. Su formidable fuerza significa que un simple juego brusco puede causar un accidente, y una mordida, aunque sea de advertencia, puede tener consecuencias graves. Suelen ser perros con un fuerte instinto protector y territorial, lo que exige una socialización temprana y un control firme para evitar que malinterpreten los juegos de los niños como una amenaza. Del mismo modo, un gigante bonachón como el San Bernardo, por su enorme tamaño, podría derribar y lastimar a un niño pequeño sin ninguna mala intención.

4. Dalmata. Son delicados ya que la soledad y falta de atención les afecta bastante, pero bien tratados son una muy bonita raza que le gustará a tus visitantes, con su pelaje blanco y manchas negras   Foto: Tomada de Internet

Por otro lado, y quizá de forma menos evidente, algunas razas pequeñas también presentan desafíos. El Pekinés, el Shih Tzu o el Toy Spaniel Inglés, por su delicada estructura ósea, son propensos a lesionarse si un niño los manipula con torpeza. Una reacción de dolor o miedo puede traducirse en una mordida defensiva. A menudo, su pequeño tamaño hace que los dueños no sean tan estrictos con su educación, pudiendo desarrollar comportamientos caprichosos.

Foto: Akita Una raza japonesa que en sus orígenes fue un perro de caza. Este can puede alcanzar un valor de $1.000.000.. Imagen Por:

Finalmente, hay razas como el Dálmata, que por su naturaleza enérgica, requieren una gran cantidad de ejercicio diario. Si esta necesidad no se satisface, pueden desarrollar ansiedad y un comportamiento destructivo, un ambiente poco ideal para la calma que requiere un niño.

En definitiva, la clave es informarse. La decisión de integrar un perro a la familia debe ir más allá de la apariencia, considerando el temperamento, el nivel de energía y las necesidades específicas de la raza, y si estas se ajustan de manera realista al estilo de vida y la experiencia de la familia. La supervisión constante sigue siendo la regla de oro para una relación feliz y segura entre niños y perros.

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