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Sentir ansiedad cuando el teléfono móvil no está cerca, revisar las notificaciones de forma compulsiva o experimentar un miedo intenso a quedarse sin conexión a internet son síntomas cada vez más comunes en la sociedad actual. Este fenómeno se conoce como nomofobia, un término derivado de la expresión inglesa “no-mobile-phone phobia”, y describe la angustia generada por no poder usar el teléfono.

Expertos en salud mental señalan que este problema no distingue edades, afectando tanto a jóvenes como a adultos. La dependencia del dispositivo para la comunicación, el trabajo, la información y el entretenimiento ha provocado que el no tenerlo a mano genere sensaciones de aislamiento, estrés e inseguridad. Esta ansiedad puede manifestarse con síntomas físicos como sudoración, taquicardia o dolores de cabeza.
Los especialistas recomiendan tomar conciencia del tiempo que se dedica al uso del móvil y establecer límites para mitigar los efectos de la nomofobia. Acciones como desactivar notificaciones, establecer horarios “libres de teléfono” durante el día, o priorizar las interacciones cara a cara son pasos fundamentales para recuperar el control y fomentar una relación más saludable con la tecnología, evitando que esta domine nuestra vida cotidiana.