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El agua con gas se ha consolidado como una bebida sumamente popular, generando miles de millones de dólares anualmente y siendo promocionada como una opción más saludable frente a los refrescos azucarados.
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Su atractivo radica en la sensación efervescente y la variedad de sabores que ofrece, lo que la convierte en una alternativa atractiva al agua simple. Sin embargo, a pesar de su reputación de bebida saludable, expertos en salud han comenzado a advertir sobre sus posibles consecuencias a largo plazo.

Según la doctora Lisa Young, el consumo excesivo de agua con gas podría desencadenar molestias gastrointestinales, hinchazón y un empeoramiento del reflujo ácido en algunas personas. Además de estos posibles efectos digestivos, es importante considerar el contenido de sodio en ciertas presentaciones enlatadas.
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Algunas latas pueden contener entre 100 y 200 mg de sodio. Un consumo elevado y constante de sodio está directamente relacionado con un mayor riesgo de desarrollar hipertensión, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Como en muchos aspectos de la dieta, la clave reside en la cantidad y la frecuencia para evitar potenciales efectos adversos en la salud a largo plazo. Es crucial estar informado y tomar decisiones equilibradas para mantener un estilo de vida saludable.
Dra. Lisa Young: Nutricionista y dietista registrada (RDN), autora y profesora adjunta en el Departamento de Nutrición y Estudios Alimentarios de la Universidad de Nueva York (NYU). Reconocida por su experiencia en control de porciones y nutrición.