El cáncer de sangre, como la leucemia, el linfoma o el mieloma múltiple, puede desarrollarse sin presentar síntomas claros durante sus primeras etapas. Esta característica lo convierte en un enemigo silencioso que muchas veces se detecta tarde, cuando el tratamiento se vuelve más complicado.
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Expertos insisten en la importancia de llevar un estilo de vida saludable, evitar el consumo de sustancias tóxicas como el tabaco y el alcohol, y someterse a chequeos médicos regulares, especialmente si hay antecedentes familiares o síntomas persistentes como fatiga extrema, fiebre sin causa aparente o pérdida de peso inexplicada.

Aunque no siempre se puede prevenir, adoptar una alimentación balanceada, hacer ejercicio con regularidad y mantener el sistema inmunológico fuerte puede marcar una diferencia significativa en la salud general y en la detección temprana de este tipo de enfermedades.
Prestar atención a nuestro cuerpo y priorizar la salud preventiva puede ser clave para detectar a tiempo este tipo de cáncer y aumentar las posibilidades de tratamiento exitoso.