Todos tuvimos una lonchera cuando íbamos al colegio, pero si fuiste niño en los 70 u 80, recordarás que esas loncheras no eran las livianas y acolchadas de hoy. Eran verdaderas cajas de batalla: de metal, con bordes que a veces te cortaban, una agarradera de plástico que siempre se zafaba… y decoradas con lo más icónico del momento.
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Había de Superman, He-Man, El Llanero Solitario, Star Wars, Mazinger Z y hasta de Los Dukes de Hazzard. Eran más que un accesorio: era una forma de decirle al mundo quién eras y qué héroe te acompañaba a la hora del recreo. Guardaban tu sándwich, tu jugo en cartón (a veces ya tibio) y, si tenías suerte, unas galletas rellenas.

Con el tiempo, esas loncheras metálicas fueron reemplazadas por versiones más suaves, ergonómicas y seguras. Pero para muchos, nada reemplaza el sonido metálico al abrir la tapa, ni el orgullo de tener una con tu personaje favorito. Hoy son piezas de colección, buscadas por fanáticos del retro y del coleccionismo pop.
