Lee también: Muere en extrañas circunstancias el actor de cine para adultos Scott Finn
Un equipo internacional de científicos ha confirmado un descubrimiento monumental en el Parque Nacional Torotoro, ubicado en el altiplano central de Bolivia: el yacimiento de huellas de dinosaurios más extenso y denso del planeta. El sitio, conocido como Carreras Pampa, ha revelado una asombrosa colección de más de 16.000 icnitas identificadas, la mayoría atribuidas a los terópodos, el grupo de dinosaurios bípedos carnívoros al que pertenecía el famoso Tyrannosaurus rex.
El estudio, desarrollado a lo largo de cinco años (2019-2024) y publicado en la revista científica PLOS One, destaca que esta concentración de rastros pulveriza récords anteriores a nivel mundial. La magnitud del hallazgo no solo reside en la cantidad, sino también en la diversidad y la calidad de la preservación de las marcas, que datan del período Cretácico tardío, hace unos 66 millones de años.
El paleontólogo español Raúl Esperante, del Instituto de Investigación en Geociencias de la Universidad de Loma Linda en California, lideró la investigación. Él y su equipo documentaron específicamente 16.600 huellas de terópodos (distribuidas en rastros continuos y aislados) y, de manera excepcional, 1.378 marcas de natación en 280 rastros, junto con arrastres de cola.
Ventana única al comportamiento prehistórico
Lo que hace a Carreras Pampa un sitio de referencia global es su capacidad de ofrecer una ventana inigualable al comportamiento de estos gigantes prehistóricos. Las huellas no solo muestran el tránsito de los animales —que caminaban y corrían a lo largo de lo que fue un antiguo litoral costero o un sistema de lagos—, sino que también capturan interacciones complejas y movimientos inéditos.
La presencia de marcas de arrastre de cola asociadas a las pisadas es un fenómeno extremadamente raro a nivel mundial, según los investigadores, y su abundancia en este yacimiento es notable. De igual forma, los rastros de natación son un hallazgo crucial. Los científicos explican que estas marcas se formaron por el arrastre del dedo central del pie del terópodo mientras nadaba en aguas poco profundas, revelando un comportamiento acuático inusual.
La investigación también identificó la coexistencia de terópodos de diferentes tamaños, desde individuos gigantes de hasta 10 metros de altura hasta otros del tamaño de un ave de corral, además de la presencia de cientos de pisadas de aves asociadas.
El hallazgo resalta el valor paleontológico de Bolivia, sugiriendo que el área formaba parte de una zona más amplia que los científicos han denominado la “autopista sudamericana de dinosaurios”. El desafío actual es la preservación del sitio, ya que la erosión natural amenaza este valioso patrimonio científico.