Lee también: Australia prohíbe redes sociales a menores de 16 años
El bisonte americano (Bison bison), el mamífero terrestre más grande de América, ha marcado un momento histórico y de profundo significado cultural y ecológico con su regreso al estado de Coahuila. Tras aproximadamente doscientos años de haber desaparecido de su hábitat natural en la región, la especie ha sido reintroducida como parte de un ambicioso proyecto de conservación.
La iniciativa, impulsada por organizaciones civiles como la Fundación Pro Cuatro Ciénegas, en colaboración con diversas entidades, logró la liberación de una nueva manada de cuarenta y cuatro ejemplares en la Reserva Ecológica El Santuario, ubicada en el Pueblo Mágico de Cuatro Ciénegas. Este grupo proviene principalmente de la Reserva de la Biósfera de Janos, en Chihuahua, que alberga la primera manada de conservación de bisontes en México, establecida hace más de una década.
La importancia de este suceso trasciende el mero retorno de una especie emblemática. Históricamente, el bisonte fue un pilar de los ecosistemas de pastizal del norte de México. Su desaparición a finales del siglo XIX e inicios del XX se debió principalmente a la cacería no regulada y a la destrucción de su hábitat por la expansión agrícola y ganadera.
Actualmente, el bisonte americano es considerado un “ingeniero del paisaje” o “ingeniero ecosistémico”. Su reintroducción tiene un papel determinante en la restauración de los ecosistemas desérticos y de pastizal. Con su pastoreo, estos majestuosos animales promueven la dispersión de semillas, ayudan a romper las costras de la tierra, facilitando la infiltración del agua de lluvia, y su estiércol actúa como un valioso fertilizante natural. Además, al consumir el pasto seco, reducen el riesgo de incendios forestales de gran escala.
Este esfuerzo de conservación no solo busca recuperar a la fauna, sino también restaurar el equilibrio ambiental del Desierto Chihuahuense, uno de los más diversos del mundo. La llegada de los bisontes a Cuatro Ciénegas es un símbolo de resiliencia y esperanza para la conservación en México, demostrando que la colaboración entre la sociedad civil, el gobierno y las comunidades puede revertir los daños históricos causados a la naturaleza. La intención es que esta manada se adapte, se reproduzca y contribuya a la expansión de la especie en el territorio.
