Este domingo 30 de noviembre, los hondureños acudieron a las urnas para elegir al nuevo presidente, los 128 miembros del Congreso nacional, autoridades municipales y representantes al Parlamento Centroamericano.
Contienda reñida y ambiente polarizado
Las encuestas previas al voto mostraban una competencia muy cerrada entre los principales candidatos: Rixi Moncada (por el partido oficialista LIBRE), Nasry Asfura (del conservador Partido Nacional de Honduras) y Salvador Nasralla (del centrista Partido Liberal de Honduras).
Sin embargo, estas elecciones llegan marcadas por múltiples denuncias de irregularidades, acusaciones de fraude, paralización de los organismos electorales y señalamientos de posible interferencia militar o institucional, lo que ha generado una gran desconfianza pública en el proceso.
Los votantes decidirán si continúan con el rumbo social progresista actual o si optan por un giro hacia políticas más conservadoras o centristas.
El nuevo gobierno definirá entre otros la política económica, seguridad, combate a la corrupción y el rumbo ambiental del país en una coyuntura crítica para sus ecosistemas.
Las elecciones se realizan bajo estrictas medidas de vigilancia, debido al contexto de inseguridad, denuncias de clientelismo y miedo a manipulación. Organismos de derechos humanos han llamado a garantizar un proceso libre, transparente y con auditoría internacional.
