El funeral del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, se tornó tenso este lunes cuando el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, fue abucheado y obligado a abandonar el recinto entre gritos de “asesino” y “justicia”. El mandatario estatal apenas permaneció cinco minutos en el lugar antes de ser escoltado por su equipo de seguridad.
Carlos Manzo, de 40 años, fue asesinado la noche del 1 de noviembre en un ataque armado registrado en el centro de Uruapan, minutos después de inaugurar el Festival de las Velas. Pese a ser trasladado a un hospital, falleció a causa de las heridas. En el lugar del crimen, uno de los atacantes fue abatido y otros dos fueron detenidos; las autoridades aseguraron un arma relacionada con enfrentamientos previos entre grupos criminales.
El alcalde, quien gobernaba como independiente desde 2024, había denunciado amenazas del Cártel Jalisco Nueva Generación y solicitado apoyo federal ante el incremento de la violencia. En repetidas ocasiones advirtió que “el Estado había perdido el control del país” y pidió la intervención del Ejército y la Marina.
Durante el funeral, su esposa, Grecia Quiroz, lo recordó como un líder valiente: “Mataron al mejor presidente municipal de México, que se atrevió a alzar la voz y hablar con la verdad”. El homenaje culminó con una marcha por la paz en la que cientos de ciudadanos acompañaron su féretro, junto a su caballo y su sombrero, símbolos de su movimiento “Los del Sombrero”.
El asesinato de Manzo ocurre apenas 15 días después del homicidio del líder limonero Bernardo Bravo, en un nuevo episodio de la creciente ola de violencia que golpea a Michoacán.