El suicidio de Karla Robles, una joven de 27 años, ha conmocionado profundamente a la provincia de Tucumán, Argentina, tras ser transmitido en vivo en la red social TikTok a finales de octubre. El caso ha tomado un giro aún más oscuro con la detención de su expareja, Diego Zerda, quien es investigado por haber instigado el fatal desenlace.
Zerda no solo fue uno de los espectadores de la trágica transmisión, sino que también era el sujeto de al menos seis denuncias y una orden de alejamiento en su contra por violencia de género. Según la prensa local, durante una relación de aproximadamente cinco años, el hombre ejerció sobre Robles una constante violencia física y psicológica.
Las investigaciones revelan que los mensajes de Zerda eran directos y crueles. Uno de ellos decía: “Estás loca, por eso te internaron, matate de una vez”. Minutos después del suicidio, el hombre incluso envió un audio amenazante al hermano de la víctima, advirtiéndole: “Yo ando en la sombra, te juro por dios que no me vas a encontrar”.
La familia de Karla, devastada, entregó su teléfono móvil a la policía, proporcionando evidencia clave del hostigamiento constante. El auxiliar de fiscal Lucas Manuel Maggio expuso que Zerda “se aprovechó de la vulnerabilidad de la víctima”, quien se encontraba en tratamiento psicológico y vivía atemorizada. En audios divulgados, Karla expresaba su mayor temor: “Tengo más miedo por ellos [su familia] que por mí”.
El abogado de la familia, Augusto Avellaneda, alegó que las amenazas de Zerda fueron escalando hasta asegurar que “si no se quitaba la vida, iba a matar a su mamá, a su papá y a toda su familia”.
Actualmente, la justicia investiga si el suicidio fue inducido. Mientras se solicita la prisión preventiva de Zerda por peligro de fuga, la madre de Karla clama: “Yo lo quiero en el penal”. Una sentencia del padre resume la gravedad del caso y el temor de que la impunidad cobre otra víctima: “Si lo dejan suelto, habrá otra Karla”.