Más de 460 personas fueron asesinadas en el Hospital de Maternidad Saudí de El Fasher, en Darfur del Norte (Sudán), tras una serie de ataques perpetrados por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS). La ciudad, sitiada por más de un año y medio, cayó recientemente bajo control de este grupo paramilitar.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, expresó que la organización está “horrorizada y profundamente conmocionada”, exigiendo el fin inmediato de los ataques contra instalaciones sanitarias, protegidas por el Derecho Internacional. La OMS también denunció el secuestro de personal médico y registró más de 1,200 muertes en 185 agresiones a centros de salud desde 2023.
Testimonios de sobrevivientes y trabajadores humanitarios describen escenas de horror. Combatientes de las RSF —también conocidos como Janjaweed— habrían ejecutado a pacientes, acompañantes y personal médico dentro del hospital. Videos difundidos muestran cuerpos en los pasillos y disparos a quemarropa.
La ONU estima que unas 35,000 personas han huido de El Fasher desde el inicio de los ataques, mientras UNICEF advierte que 130,000 niños se encuentran en grave riesgo. Los desplazados relatan ejecuciones por motivos étnicos y políticos, con víctimas incapaces de escapar.
La comunidad internacional ha condenado los hechos. Francia, Alemania, el Reino Unido y la Unión Europea exigieron el cese de la violencia, mientras que Human Rights Watch denunció la impunidad con la que actúan las RSF. En Estados Unidos, el senador Jim Risch pidió que el grupo sea designado como organización terrorista extranjera.
