Las autoridades bolivianas han iniciado una investigación en el departamento de Beni tras el macabro hallazgo de 41 caimanes yacaré muertos y despellejados en la comunidad de Casarabe. Los cuerpos de los reptiles, encontrados en estado de descomposición a orillas de una laguna, apuntan a un presunto caso de caza ilegal y tráfico de pieles.
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La Policía Forestal y de Preservación del Medio Ambiente (Pofoma) y la Fiscalía Ambiental se han hecho cargo de las diligencias. Carlos Chispas, director de la Pofoma, declaró que las autoridades llevarán a cabo una “persecución penal” para encontrar a los “autores de este caso de biocidio”.
El caimán yacaré es una especie nativa de los sistemas acuáticos de la región amazónica y se encuentra protegida por la ley. De acuerdo con el artículo 350 Ter del Código Penal de Bolivia, matar intencionalmente animales protegidos con ensañamiento puede acarrear penas de 2 a 5 años de prisión.
Las investigaciones continúan para dar con los responsables de este grave atentado contra la fauna local.