Uno de los casos más conmovedores de maltrato animal en México recientemente es el de Mina, una osa negra americana que fue hallada en condiciones deplorables en el zoológico La Pastora, en Nuevo León. El animal presentaba severos signos de descuido: infecciones bacterianas, problemas hepáticos y renales, lesiones en sus patas y una afección cutánea que le impidió el crecimiento de su pelaje.
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Ante la gravedad de su estado, y debido a que el uso de sedantes podría haber sido fatal, especialistas veterinarios diseñaron un delicado plan de traslado con el menor estrés posible para el animal. Gracias a la intervención de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y al apoyo de activistas, Mina fue llevada vía aérea al santuario de la Fundación Invictus en Pachuca, Hidalgo.
En su nuevo hogar, la osa ya se encuentra en un área de aislamiento especialmente acondicionada para animales con infecciones, donde recibe atención médica, terapias, cuidados nutricionales y apoyo emocional. Incluso un médico internacional viajó desde Colombia para colaborar en su tratamiento con medicina biorreguladora.
La Fundación Invictus ha sido reconocida como un espacio seguro y adecuado para la rehabilitación de Mina, con instalaciones especializadas que aseguran una recuperación integral. Tras años de abandono, este es el inicio de una nueva etapa en la vida de Mina, marcada por el respeto, la dignidad y el compromiso por su bienestar.