Lee también: Graban el ataque contra un activista durante una actividad en una Universidad de Utah
Charlie Kirk fue una de las figuras más determinantes y polémicas de la nueva derecha estadounidense. Con solo 18 años, en 2012, tomó la audaz decisión de abandonar la universidad para cofundar Turning Point USA (TPUSA).
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Su visión era clara: llevar las ideas conservadoras a los campus universitarios, un territorio tradicionalmente adverso para su ideología. Bajo su liderazgo, TPUSA creció hasta convertirse en la organización de activismo juvenil más grande e influyente del país.
Su ascenso fue inseparable de la figura de Donald Trump. Kirk no solo fue un simpatizante, sino un promotor activo y leal del movimiento MAGA.
Orientó su masiva plataforma para movilizar a la juventud en favor de Trump, un esfuerzo que el propio expresidente reconoció como fundamental para su éxito. “Gané a los jóvenes por 37% (...) y Charlie Kirk ayudó”, declaró Trump, subrayando la importancia estratégica de su aliado.
A través de su popular podcast y sus libros, Kirk se dedicó a cimentar la doctrina trumpista como el futuro del conservadurismo.
Conocido por su estilo directo, defendió posturas firmes contra el aborto y los derechos transgénero. Sin embargo, su defensa más férrea fue la de la Segunda Enmienda.
En una declaración que hoy resuena con una trágica ironía, afirmó que las muertes por armas de fuego eran “un costo que, lamentablemente, debemos asumir” para proteger el derecho a portarlas.
En un trágico giro del destino, la vida de este influyente comunicador fue arrebatada precisamente por la violencia que consideraba un sacrificio aceptable, muriendo tras ser baleado en un evento universitario en Utah.