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Lo que comenzó como una anécdota hace diez años en Torrevieja, Alicante, se ha convertido en una situación insostenible. Un grupo de aproximadamente 40 gallinas que fueron abandonadas en el Parque de las Naciones se ha reproducido sin control, llegando a superar los 700 ejemplares. Ahora, estas aves de corral campan a sus anchas por parques, rotondas y calles, generando un complejo problema que divide a los vecinos y desafía a las autoridades locales.
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Los residentes se encuentran divididos. Por un lado, hay quienes ven a las aves como parte del paisaje e incluso las alimentan. Por otro, un grupo creciente de vecinos denuncia los problemas derivados de esta superpoblación.
Las quejas se centran en el ruido, especialmente el canto de los gallos de madrugada, la suciedad que generan y los potenciales riesgos para la seguridad vial al cruzar inesperadamente las calzadas.
El Ayuntamiento de Torrevieja ha intentado atajar la situación. Recientemente, se contrató a una empresa especializada para la retirada de las aves, con el compromiso de trasladarlas a granjas escuela o santuarios, en cumplimiento de la Ley de Protección Animal. Sin embargo, la compañía adjudicataria renunció al contrato, alegando no tener la capacidad para reubicar a un número tan elevado de animales.