Michelle Wilson, una turista británica de 52 años, vivió una aterradora experiencia durante una actividad de parasailing en la playa de Sousse, Túnez, cuando el instructor que la acompañaba la manoseó y agredió sexualmente en pleno vuelo.
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Wilson relató al diario The Sun que el hombre, de unos 20 años, tiró de su bikini, la rodeó con sus piernas y la tocó inapropiadamente mientras hablaba en árabe. “Sentí su presión contra mí. Me sentí violada, sucia y asustada”, declaró. Inicialmente, ella y su amiga iban a volar juntas, pero las separaron por “condiciones de viento”; su compañera no sufrió ningún incidente.
Al bajar, Wilson lloró desconsoladamente y presentó una denuncia ante las autoridades tunecinas. El presunto agresor habría sido arrestado, mientras que el consulado británico y su seguro colaboran en la investigación. La mujer, que gastó $8,000 en el viaje familiar, aseguró que la experiencia arruinó sus vacaciones.
El parasailing, aunque emocionante, conlleva riesgos que un instructor certificado debe minimizar. Este caso expone la vulnerabilidad de turistas en actividades de aventura y la necesidad de protección clara para los visitantes.