El presidente Donald Trump anunció este martes la retirada definitiva de Estados Unidos de la UNESCO, acusando al organismo internacional de promover una agenda “woke” y mantener posturas contrarias a los intereses estadounidenses e israelíes.
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La decisión, confirmada por la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Anna Kelly, se produce tras una revisión de 90 días que identificó lo que el gobierno califica como “sesgos ideológicos” en la organización. Entre las principales críticas destacan la admisión de Palestina como Estado miembro en 2011, lo que según Trump fomenta retórica antiisraelí, y la presencia de funcionarios chinos en puestos clave.
“La UNESCO ha priorizado causas sociales divisivas y una agenda globalista que contradice nuestros valores”, afirmó Tammy Bruce, portavoz del Departamento de Estado, refiriéndose específicamente a programas como ‘Transforming MEN’talities’ y manuales contra el racismo que la administración considera parte de una ideología progresista.
Esta no es la primera vez que Washington se distancia de la agencia cultural de la ONU: en 2017, durante el primer mandato de Trump, Estados Unidos ya había abandonado la organización por motivos similares, aunque había reingresado posteriormente.
El movimiento refleja la postura “America First” que caracteriza la política exterior trumpista, generando preocupación entre aliados internacionales sobre el creciente aislacionismo estadounidense en foros multilaterales. La UNESCO, por su parte, lamentó la decisión y reiteró su compromiso con la cooperación internacional en educación, ciencia y cultura.