Una violenta tormenta eléctrica azotó este martes Moscú, descargando en menos de dos horas el equivalente a un mes de lluvia y transformando las calles de la capital rusa en ríos improvisados. La intensa precipitación, que siguió a una ola de calor superior a 35°C, inundó pasarelas subterráneas, centros comerciales y estacionamientos, dejando varios vehículos completamente anegados. Al menos siete personas quedaron atrapadas dentro de sus autos y requirieron rescate de emergencia.
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El temporal también afectó infraestructuras clave: un vestíbulo de la estación de metro Rízhskaya fue cerrado, y la icónica torre de televisión Ostánkino recibió múltiples impactos de rayos. Las autoridades monitorean posibles daños estructurales.
Mientras Moscú enfrentaba el diluvio, el noreste de Estados Unidos sufría su propia crisis por inundaciones repentinas. En Nueva Jersey, el gobernador Phil Murphy declaró estado de emergencia, advirtiendo a la población que evitara desplazamientos. Nueva York emitió alertas específicas para residentes de viviendas subterráneas, instándolos a prepararse para evacuaciones inmediatas.
El caos se extendió al transporte aéreo: los aeropuertos LaGuardia, Newark Liberty y JFK registraron cancelaciones masivas debido a paradas de emergencia ordenadas por la FAA. FlightAware reportó que estos tres aeródromos lideraron las estadísticas de vuelos suspendidos a nivel nacional.
