Tras los múltiples sismos registrados en Guatemala este martes 8 de julio, usuarios en redes sociales revivieron la creencia popular de que las “nubes aborregadas” —formaciones nubosas con apariencia de borregos— son un presagio de terremotos. Sin embargo, la ciencia explica que este fenómeno no tiene relación alguna con la actividad sísmica.
PUBLICIDAD
Conocidas científicamente como Altocumulus floccus, estas nubes se caracterizan por su forma de copos blancos y esponjosos. Según expertos, su presencia está asociada a inestabilidad atmosférica o la llegada de frentes fríos, no a movimientos tectónicos.
La teoría que vincula estas nubes con sismos proviene del químico chino Zhonghao Shou, quien sugirió que el vapor de agua liberado por fracturas terrestres antes de un temblor podría formarlas. No obstante, esta hipótesis nunca fue comprobada científicamente.
El Centro de Ciencias Atmosféricas de la UNAM aclara que estas nubes son un fenómeno meteorológico: si aparecen aisladas, indican buen tiempo; si se expanden, podrían anticipar lluvias. Los sismos, en cambio, son eventos geológicos impredecibles, originados por el movimiento de placas tectónicas.
Te podría interesar: Fuerte sismo sacude Guatemala este martes 8 de julio