Una partida entre ChatGPT y un viejo programa de ajedrez para la Atari 2600 dejó claro que, al menos en este tablero, la IA todavía tiene mucho que aprender.
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La escena parece salida de una película retrofuturista: una súper inteligencia moderna enfrentándose a un videojuego de 1977. Pero el resultado fue cualquier cosa menos épico. ChatGPT fue derrotado —y no solo derrotado, fue humillado— por un software rudimentario creado hace más de 45 años.

¿Qué salió mal para ChatGPT?
La partida fue organizada por Robert Caruso, ingeniero en Citrix, quien se propuso enfrentar al chatbot más popular del momento contra una consola que funciona con cartuchos y joysticks.: no fue una partida cerrada. ChatGPT cometió error tras error, se confundió con los movimientos, perdió piezas sin darse cuenta... y eventualmente, se rindió.
“Fue destruido en nivel principiante”, escribió Caruso, entre divertido y sorprendido. La IA de OpenAI no solo perdió; mostró que no entiende el juego en un nivel funcional.
Porque claro, ChatGPT puede hablar sobre ajedrez, explicar aperturas y hasta contar anécdotas de campeones... pero jugarlo bien es otra historia.
Este curioso enfrentamiento pone los pies sobre la tierra en medio del entusiasmo general por la IA. ChatGPT, como otros modelos de lenguaje, no fue diseñado para jugar ajedrez, sino para generar texto a partir de patrones lingüísticos.
En cambio, el programa de Atari fue hecho para un solo propósito: jugar al ajedrez, incluso con su limitada capacidad.
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La lección es clara: una herramienta especializada sigue superando a una generalista en tareas específicas. Y aunque los modelos de IA seguirán avanzando, aún no estamos en la era en que puedan reemplazar a todo y todos... al menos no sobre un tablero de 64 casillas.
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