Una nueva variante del COVID-19, identificada como NB.1.8.1, ha encendido las alarmas de las autoridades sanitarias globales debido a su alta transmisibilidad y rápido avance en países como China y Estados Unidos. Aunque aún no se ha confirmado que cause cuadros más graves, su capacidad de propagación podría reactivar medidas preventivas en varias regiones.
Origen y propagación: Derivada del linaje XDV, fue detectada inicialmente en China, donde provocó un aumento de hospitalizaciones. En EE.UU., los CDC ya monitorean su presencia desde marzo-abril.
Síntomas: Similares a variantes anteriores (tos, fiebre, dolor de garganta, fatiga), pero con mayor facilidad para adherirse a células humanas.
Riesgo: Por ahora, no hay evidencia de mayor gravedad, pero su velocidad de contagio preocupa, especialmente en zonas sin medidas preventivas.
Expertos no descartan que, de seguir expandiéndose, se reactive el uso obligatorio de mascarillas o medidas de distanciamiento en lugares con brotes significativos.
Mientras la variante avanza, la administración de Robert F. Kennedy Jr. en EE.UU. ha limitado el refuerzo 2025 a mayores de 65 años o personas con condiciones preexistentes, una decisión criticada por expertos que temen un aumento de casos.