El destructor más nuevo de Corea del Norte, de 5,000 toneladas, sufrió graves daños estructurales durante su ceremonia de botadura, en un incidente presenciado por el líder Kim Jong-un, quien calificó el hecho como una “vergüenza nacional”.
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Según el reporte de la agencia estatal KCNA, el accidente ocurrió por un fallo técnico en las plataformas de lanzamiento: la popa del buque se liberó prematuramente y quedó atascada, dañando la base del navío e impidiendo que la proa fuera liberada correctamente.
Kim Jong-un, visiblemente molesto, prometió castigar a los responsables del error, que mancharon el prestigio del programa naval norcoreano. El incidente expone posibles deficiencias técnicas en la industria militar del país, pese a sus ambiciosos proyectos de modernización.