La enfermera habría inyectado dosis letales de insulina a más de 20 pacientes en instalaciones médicas.
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Una enfermera estadounidense acusada en mayo pasado de asesinar a sus pacientes y que confesó que trató de matar a 19 de ellos fue condenada este jueves a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, informó en un comunicado la fiscal general de Pensilvania, Michelle Henry.
Heather Pressdee, de 41 años, se declaró culpable de tres cargos de asesinato en primer grado y 19 más de intento de asesinato. En consecuencia, un juez del condado de Butler la condenó a tres cadenas perpetuas consecutivas por los primeros cargos y a entre 380 y 760 años de encarcelamiento consecutivos por los restantes.
Según precisó Henry, la enfermera administró “dosis letales y potencialmente letales de insulina a 22 pacientes” en instalaciones médicas, provocando que la “mayoría” fallecieran poco después o más tarde. Se señala que Pressdee habría estado involucrada en la muerte de al menos 17 pacientes que vivían en cinco centros de salud en cuatro condados del estado de Pensilvania entre 2020 y 2023.
La fiscal afirma que Pressdee aprovechó la confianza que depositaron en ella los pacientes que dependían de su cuidado para “envenenarlos”. Asimismo, indicó que, aunque la sentencia no “recuperará las vidas perdidas”, garantiza que la sindicada nunca tenga “otra oportunidad de infligir más daño”.
Algunas familias de las víctimas presentaron demandas por muerte por negligencia. Hablando esta semana durante la audiencia en el Tribunal del Condado de Butler, afirmaron que Pressdee tenía mal genio, era intolerante e insultaba y trataba mal a sus pacientes. A menudo se le llamaba la atención por comportamiento abusivo hacia los pacientes o el personal en cada instalación en la que trabajaba, lo que resultaba en su renuncia o su despido.
Una de las demandas acusa a la enfermera de impedir que otras de sus colegas alimentaran o le dieran agua a un enfermo que tenía una lesión cerebral, condición a la cual se refería con términos despectivos. Además, hablando de otro paciente, afirmó que estaría “mejor muerto”. Mensajes de texto encontrados en su celular revelaron su obsesión con muertes y asesinatos. En conversaciones con su madre escribió sobre querer matar a uno de sus pacientes. En otros mensajes, amenazaba con matar a otras tres personas.
La edad de sus víctimas oscila entre 43 y 104 años. De acuerdo con los investigadores, la acusada explicó que “se sentía mal por su calidad de vida, y esperaba que entraran en coma y fallecieran”.