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Estuvo 20 años encadenado porque sus papás decían que tenía un maleficio

Cuando comenzó con su actitud extraña, decidieron “desaparecerlo”.

Cuando comenzó con su actitud extraña, decidieron “desaparecerlo”.

Jugaba, comía e interactuaba con sus amigos en Colombia. Delvis Miguel fue un joven normal hasta que cumplió 16 años. A partir de esta fecha su vida cambió, pues de pronto comenzó a tener un comportamiento agresivo consigo mismo y con la gente que lo rodeaba, por lo que sus padres lo llevaron con distintos especialistas en psicología para que identificaran el cambio que presentó de manera abrupta.

Tras ser revisado por distintos especialistas, Delvis no padecía alguna complicación en su salud mental, todo estaba bien, entonces no hubo necesidad de que estuviera con un tratamiento especial o con la toma de medicamentos controlados. Ante ello, sus padres tomaron la drástica decisión de aislarlo de las personas.

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Desde sus 16, Delvis fue encerrado en su habitación donde además estuvo encadenado para evitar que saliera y comenzara a atacar a las personas que estuvieran cerca de él.

Su padre, Sander Álvarez optó por aislarlo ya que el no tener algún problema mental, aseguró que entonces su hijo sufría de una especie de maleficio.

“Es que él habla bien, entiende todo, pero a veces algo cambia y se comporta mal. Es algo que le da de repente y luego se le quita”, explicó Sander Álvarez.

El padre de Delvis había mantenido en secreto a su hijo dentro de su hogar en el municipio de Marialabaja, Bolívar en Colombia. Tras una denuncia anónima, el hombre de ahora 36 años de edad, fue localizado y liberado del cuarto donde vivió más de la mitad de su vida encerrado y sin poder hablar con otra persona que no fueran sus padres.

Delvis Miguel fue llevado a un hospital para que le brinden atención médica, además de ser sometido a distintas pruebas para determinar si desarrolló algún padecimiento psicológico al haber estado aislado del mundo durante los últimos 20 años.

Delvis permanecía en un cuarto donde tenía una pequeña ventana donde apenas se alcanzaba a ver parte del exterior. En el momento de su rescate, estaba todavía encadenado de sus pies dentro del cuarto que tiene poca iluminación y en donde al parecer ahí mismo el hombre hacía sus necesidades fisiológicas.

Ahora, mientras Delvis se recupera física y emocionalmente de su largo cautiverio, las autoridades trabajan para garantizar que reciba el apoyo y la atención necesarios para reintegrarse a la sociedad.

Su historia sirve como un llamado de atención sobre la importancia de abordar la salud mental de manera compasiva y basada en la evidencia, para evitar tragedias como la que ha marcado la vida de Delvis Miguel.

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