Un equipo internacional de astrónomos ha detectado un misterioso punto rojizo en el universo primitivo —denominado QSO1— que podría ser la primera evidencia observacional de agujeros negros primordiales, confirmando una audaz teoría propuesta por Stephen Hawking en la década de 1970. El hallazgo, publicado en el servidor de preimpresión arXiv, se basa en datos del telescopio espacial James Webb.
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Hawking sugirió que los agujeros negros se formaron inmediatamente después del Big Bang, antes que las estrellas y galaxias, contradiciendo el modelo convencional que afirma que surgieron del colapso de estrellas antiguas. El nuevo estudio revela que QSO1, un objeto de 13,000 millones de años de antigüedad, coincide con la masa de un agujero negro de ~50 millones de soles y está rodeado por una galaxia inusualmente pequeña.

Los investigadores descartaron que el resplandor rojizo (LRD) sea un cúmulo estelar. La curva de rotación sugiere que se trata del primer agujero negro primigenio “desnudo” jamás observado —una masa supermasiva con una galaxia diminuta orbitándolo—, lo que indica que los agujeros negros pudieron actuar como “semillas” gravitatorias para la formación galáctica.
Si se confirma, este descubrimiento reescribiría la historia cósmica: las galaxias no se formaron primero, sino que emergieron alrededor de agujeros negros preexistentes. El James Webb sigue proporcionando datos que desafían paradigmas, aunque la comunidad científica advierte que se necesitan más observaciones para validar la hipótesis.
