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En medio del vasto Océano Pacífico, en la isla de Pohnpei, se encuentran las impresionantes ruinas de Nan Madol, una antigua ciudad que fue la capital de la poderosa dinastía Saudeleur hasta aproximadamente el año 1628.
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Conocida como la “Venecia del Pacífico”, esta maravilla arqueológica está compuesta por casi 100 islotes artificiales construidos con gigantescos bloques de basalto, algunos de los cuales llegan a pesar hasta 50 toneladas.
El misterio principal que envuelve a Nan Madol es su construcción. Los científicos se preguntan cómo una sociedad sin acceso a poleas, palancas o herramientas metálicas pudo transportar y apilar con tal precisión estas masivas columnas de roca volcánica.
Las leyendas locales ofrecen una explicación sobrenatural: se dice que los hechiceros y hermanos gemelos, Olisihpa y Olosohpa, usaron su magia para hacer levitar las piedras hasta su lugar.
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Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2016, Nan Madol no solo fue un centro político y religioso, sino también un complejo residencial para la nobleza.
La ciudad carecía de fuentes de agua dulce y de producción de alimentos, los cuales debían ser transportados desde el interior de la isla principal. Esto demuestra el poder y la influencia que los Saudeleur ejercían sobre su pueblo.
Investigaciones recientes sugieren que cambios en el nivel del mar y un clima más seco pudieron haber contribuido al declive y eventual abandono de la ciudad. Sin embargo, para los habitantes de Pohnpei, el lugar sigue siendo un sitio sagrado y enigmático, un recordatorio tangible de un pasado grandioso y misterioso que aún hoy resuena entre sus canales y murallas de piedra.