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El pasado 16 de junio, un sismo de magnitud 6.1 sacudió la capital peruana, en redes salió un inquietante video que añade misterio a lo sucedido. El protagonista es un perrito que, según las imágenes, presagió el movimiento telúrico con ladridos insistentes y un comportamiento inusual, minutos antes de que la tierra comenzara a temblar.
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La escena, captada por una cámara de seguridad en el comedor de una vivienda limeña y compartida viralmente, muestra al can visiblemente alterado. El animal ladraba desesperadamente y se movía sin cesar mientras la familia, inmersa en la cena, continuaba con su actividad sin prestar atención a las claras señales de su mascota.

Lamentablemente, desestimaron la urgencia en los ladridos, sin sospechar el drama que se avecinaba. ¿Fue una mera coincidencia o una señal de algo más profundo?
Este incidente no es un caso aislado. A lo largo de la historia, existen innumerables relatos sobre animales que, de alguna manera inexplicable, parecen anticipar desastres naturales. Desde aves que abandonan sus nidos antes de una erupción volcánica hasta peces que saltan fuera del agua previo a un tsunami, la ciencia ha intentado desentrañar este enigma.
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Investigaciones sugieren que los animales, especialmente perros y gatos, poseen una sensibilidad superior para detectar cambios sutiles en el ambiente. Podrían percibir alteraciones en la presión atmosférica, vibraciones de baja frecuencia o incluso ondas sísmicas primarias, que viajan más rápido que las ondas secundarias y son imperceptibles para el oído humano.
Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos, la capacidad premonitoria de los animales sigue siendo un campo de estudio envuelto en misterio. ¿Es un sexto sentido? ¿Una adaptación evolutiva? Lo que sí es innegable es el creciente número de dueños de mascotas que reportan comportamientos anómalos en sus animales antes de un terremoto.