En la era de la información, las teorías de conspiración siguen vivas y algunas son tan absurdas que cuesta creer que haya quienes realmente las defienden. Desde asegurar que la Tierra es plana hasta decir que los dinosaurios fueron inventados por Hollywood, estas ideas no solo desafían la ciencia, sino también el sentido común.
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Una de las más conocidas es el terraplanismo, la creencia de que la Tierra no es redonda, sino un disco plano rodeado por un muro de hielo. A pesar de siglos de evidencia científica y exploración espacial, los terraplanistas aseguran que todo es una farsa orquestada por gobiernos y agencias como la NASA.

Otra joya conspirativa es la teoría de que los dinosaurios nunca existieron. Según algunos grupos, los fósiles fueron creados por científicos o incluso por la industria del cine para alimentar una narrativa falsa. Esta idea ignora por completo la paleontología moderna y los registros fósiles verificados en todo el mundo.

También están quienes creen que los pájaros no existen y que en realidad son drones espías del gobierno, o que la nieve es falsa y fabricada por el control climático. La creatividad de estas teorías no tiene límites, pero su popularidad nos recuerda que la desinformación puede volverse viral con facilidad.