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Cuatro trastornos navideños que convierten a cualquiera en un Grinch

Aunque parezca salido de una película anglosajona, la Navidad puede ser una etapa muy estresante, al grado de odiarla.

¿El tráfico? ¿La bulla? ¿La muchedumbre en centros comerciales y restaurantes? Cada diciembre, los hábitos de la mayoría de personas en el mundo, cambia. En Guatemala no fue la excepción, y desde antes de que diera inicio el último mes, ya se sentía mayor afluencia vehicular y se empezó a llenar la agenda de convivios.

Aunque parece algo que puede ser normal llegada la época navideña, en España, 2 de cada 5 personas sufre de fobias a las fiestas de Navidad.

De acuerdo con una publicación de la reconocida revista Muyinteresante.es en los úlitmos dos años ha aumentado 25% el número de pacientes que acude a especialistas por estos trastornos.

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“En ocasiones, este broche de fin de ciclo nos traslada a un inevitable análisis evaluativo del tiempo transcurrido y, como consecuencia, a una cierta inestabilidad emocional en forma de ansiedad, frustración o tristeza motivadas por la insatisfacción personal ante los objetivos incumplidos”, explicó Verónica Rodríguez, directora de Coaching Club.

Trastornos navideños

Las fobias o miedos irracionales se pueden clasificar de la siguiente manera:

  1. Aversión social: esta suele tener su punto máximo durante las fiestas por las masivas reuniones familiares y sociales. Incluso a las empresarias, con los tradicionales convivios del trabajo. Esta fobia representa un reto para los especialistas quienes trabajan en la gestión de emociones y autoestima de quienes prefieren un estilo de vida más tranquilo.
  2. Estrés y autoexigencia: como es normal, muchas personas se fijan objetivos para cada año. Sin embargo, al no contar con un plan programado para cumplir cada meta, verse ante la recta final del año sin haber cumplido tus sueños puede generar sensaciones de estrés, ansiedad, negatividad, mal humor, problemas alimenticios y trastornos del sueño.
  3. Tristeza repentina: tanto el primer componente como el segundo pueden desembocar en este, lo cual genera una tristeza repentina. Los estados depresivos se maximizan y dan paso a los miedos. También hay factores que pueden somatizarse en la depresión como la pérdida de un familiar, traumas y discusiones o tensiones familiares.
  4. Compras compulsivas: el compromiso por regalar no solo puede generar otras fobias, como estrés y tristeza, nos lleva a un punto en donde cualquier comprador compulsivo encuentra un detonante. Los comercios se desbocan a crear ofertas que son un gancho perfecto para este trastorno. A eso se suma, que los centros comercial se embellecen con iluminación, música y actividades familiares que terminan siendo un gancho para adquirir más y más.

 

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