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¿Eres adicto a la tecnología? Podrías desarrollar el síndrome del ojo seco

Especialistas explican que cada vez existen más casos de este padecimiento crónico, causado por la sobrexposición de aparatos electrónicos y niveles altos de radiación.

Se estima que, en promedio, los usuarios de teléfonos móviles desbloquean sus dispositivos entre 80 y 110 veces al día, lo equivalente a 5 horas de exposición continua a una pantalla.

Según expertos en salud, esta acción es adictiva porque genera descargas de dopamina, pero puede derivar en la aparición de ciertos padecimientos médicos, entre ellos, uno conocido como el síndrome del ojo seco.

Según la doctora Lorena Casares Raziel, del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga, dicha enfermedad "se caracteriza por el daño constante o continuo a la película lagrimal". "Cuando el ojo no tiene la fluidez de líquidos correctos, se presentan complicaciones como irritación, comezón, cansancio o pérdida paulatina de la visión", explica la especialista, citada por el portal RT.

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"Se trata de un cambio hormonal ocasionado por el tabaquismo, la exposición continua al sol y, últimamente, a la sobrexposición de dispositivos electrónicos como los celulares, tabletas y computadoras".

Según la doctora mexicana, en décadas pasadas este padecimiento era recurrente que personas de edad avanzada, sin embargo, con la aparición y dependencia a los dispositivos electrónicos, "el síndrome del ojo seco es cada vez más constante en niños y adolescentes".

"Los altos niveles de radiación a los que se exponen las personas hoy en día, propician con rapidez el deterioro de uno de los órganos más importantes del ser humano", advierte.

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De acuerdo con Casares Raziel, para evitar la aparición de este padecimiento, es recomendable hacer una pausa de "entre 40 a 45 minutos por cada hora de uso de uno de estos aparatos electrónicos".

Otra recomendación es utilizar gafas de lectura, las cuales "permiten que el ojo mantenga su lubricación natural", apunta.

Por último, la doctora explicó que existen otros tratamientos como las "lágrimas artificiales, las cuales no contienen conservantes y son amigables con el ojo". Estas, sin embargo, requieren de una prescripción avalada por un especialista.

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