Han pasado más de 72 horas del sismo de 7.1 que sacudió el centro del país, lo que ha generado en algunas personas lo que se conoce como el 'estrés post-traumático'. Este trastorno es desatado por momentos que causaron gran impactó como un terremoto o algún acto de violencia; cabe resaltar que los adultos presentan un mayor riesgo de desarrollar estas reacciones, asociadas a la ansiedad crónica y conductas depresivas, según un estudio publicado en The American Journal of Psychiatry.
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Este trastorno tiene una serie de síntomas típicos como que la persona reacciona a la experiencia con miedo y desesperación, revive el evento y trata de evitar por cualquier medio que se le recuerde. Asimismo, estudios encontraron que el tiempo de prevalencia de este síndrome suele ser más común en mujeres, según datos recabados sobre terremotos realizados por la Academia de Ciencias Médicas de Pakistan.
También cabe resaltar que estos síntomas son normales las dos primeras semanas después de un desastre natural. Entre los síntomas podemos resaltar los cambios de estado de ánimo, las relaciones interpersonales y la productividad.
¿Qué pasa en nuestro cerebro frente a estas situaciones?
Tras los sentimientos de miedo y angustia, tenemos la necesidad de sentirnos acompañados y de acompañar al otro, explica el Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).
Desde el punto de vista neuroquímico, liberamos oxitocina, una hormona que nos brinda esas satisfacciones, en un proceso en el que también intervienen las neuronas llamadas espejo que contribuyen a que entendamos el dolor de otras personas, a tranquilizarnos y hacer que los otros se sientan comprendidos.
“En la medida en que empezamos a sentirnos estresados y este estrés común nos genera ansiedad, depresión y tristeza, la única manera de liberarnos —y es algo hermoso en contraparte de esta terrible tragedia— es que nos sentimos capaces de ayudar cuando estamos bien”, comparte el doctor Eduardo Calixto, investigador del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM).
El especialista en neurociencias detalla que en crisis de este tipo, cuando más solos nos sentimos y más agraviados estamos, buscamos a otras personas que nos puedan ayudar y esto genera, a su vez, un principio de protección de la especie.
Esta situación biológica nos condiciona a ayudarnos, y a ello se suma el aspecto psicológico que nos ha dado el aprendizaje de comportarnos de cierta manera.
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¿Cómo se pueden tratar los síntomas?
Es importante que las personas platiquen su experiencia, así cómo expresar sus sentimientos y cómo se pueden ayudar. La persona se debe sentir segura con su entorno.
Llorar las primeras dos semanas es un síntoma normal, sin embargo debe cuidarse que los episodios no sean frecuentes, porque podría tratarse de inicios de depresión. Por otro lado, aunque haya insomnio y dolor de cabeza la persona no debe automedicarse, sino acudir al médico para dar seguimiento.
Algunas formas de tranquilizarse pueden ser el escuchar música suave, pintar, hacer actividad física leve que no implique salir a la calle, evitar tener contacto con las imágenes de derrumbes posterior al sismo. Asimismo, se puede preparar y tener las pertenencias más importantes en orden.