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Séptimo cielo y paraísos artificiales: los peligros del “Chemsex”, una práctica sexual cada vez más potente

El chemsex viene de los términos en inglés "chemicals" ('drogas químicas') y "sex" ('sexo').

"A veces me digo, 'Dios mío, ¿con cuánta gente me acosté este fin de semana?"", reconoce James Wharton, un treintañero inglés.

El "chemsex" es una práctica que vincula el sexo y el consumo de drogas cada vez más potentes se expande por toda Europa, especialmente entre la comunidad gay, y el objetivo es desinhibirse, aumentar la resistencia y el placer.

Lo cual conlleva serias consecuencias como adicción, sobredosis y aumento del riesgo de contraer el virus del sida, sobre cuya investigación se realizará una conferencia en París del 23 al 26 de julio.

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"Han aumentado los avisos sanitarios en torno a este fenómeno por parte de los servicios de cuidados de enfermedades infecciosas o de tratamiento de las adicciones", explica a la AFP Maitena Milhet, socióloga y colaboradora de TREND, un dispositivo de observación del Observatorio Francés de Drogas y Toxicómanos (OFDT) y que acaba de publicar un estudio sobre el tema.

Asociar sexo y drogas, entre dos o en grupo, no es nada nuevo. La novedad es el uso de sustancias sintéticas adquiridas por internet, como metanfetaminas, GBL/GHB o catinonas (el principio activo del kaht, una planta que provoca euforia).

Y la práctica se ve favorecida por las aplicaciones de encuentros como Grindr o Scruff.

"Con los smartphones se puede hacer todo desde el sofá: pedir la droga y encontrar a los compañeros sexuales", indica Fred Bladou, de la asociación francesa Aides, que estableció un número de emergencia sobre el chemsex.

Lucha contra el chemsex

En otra vida, David Stuart se drogaba y se prostituía, pero ahora lucha contra el "chemsex.

Stuart, quien dirige un programa de ayuda para los adeptos de esa práctica en el Soho, el barrio gay de Londres, explica que el consumo de drogas como la metanfetamina o la mefedrona "provoca una desinhibición de las emociones sexuales".

"Esas drogas contribuyen de una manera fenomenal a propagar el VIH", el virus del sida, denuncia este londinense, inventor del término "chemsex", mezcla de las palabras inglesas "chemicals" (drogas químicas) y "sex" (sexo).

Las relaciones sexuales sin protección y las noches de consumo de drogas son consideradas responsables de nuevas transmisiones del VIH en Reino Unido, donde 6,000 personas contraen el virus cada año desde 2009.

Más agresión

Además de su responsabilidad en las prácticas sexuales de riesgo, Stuart denuncia la peligrosidad de las drogas de moda.

"No son las drogas que se utilizaban antes para salir de fiesta, son mucho más problemáticas", afirma. "Un mililitro de GBL (gamma butirolactona) puede bastar para alcanzar el efecto deseado, pero 1,8 mililitros pueden matar. En Londres, un hombre muere cada 12 días por tomar GBL", cuenta.

Con información de AFP

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