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Veri Gramajo recopila apodos chapines en su libro

Veri Gramajo ha escrito un libro para dar a conocer la “riqueza cultural” de los apodos.

Por su tipo de cabello, al autor de "Camayaya: genialidad de los apodos guatemaltecos", le podrían decir “Colocho” pero en su tierra natal, Champerico, Retalhuleu, le dicen “Chaleco”.

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En una parte de su infancia, Veri Ornán Gramajo Hernández veía poco a su papá, que era marinero. Su mamá buscaba la manera de que junto con sus hermanos no se aburriera. En aquella época la novedad era viajar a la cabecera, en Retalhuleu, y la emoción era mayor cuando se iba más lejos.

Veri recuerda que en una ocasión el paseo era hacia Quetzaltenango. A él se le ocurrió abrigarse con un chaleco, uno de sus amigos, a quien le decían “Chimbombó” lo vio y le grito “Chalequito”, y desde entonces, en Champerico fue conocido como Chaleco.

Uno de sus primeros trabajos, cuando tenía 17 años, fue fabricar y pintar muñecos de yeso. Al migrar al departamento de Guatemala estudió y trabajó como enfermero del Seguro Social. No satisfecho con eso, incursionó en el periodismo. Hizo estudios de esa profesión a nivel universitario y se graduó en Licenciatura en Ciencias de la Comunicación.

Locura

Estas loco, quién va a leer eso", le decían algunos de sus conocidos a quienes les contó que quería escribir un libro acerca de los apodos. Para eso investigó en libros y aprovechó su trabajo de campo para entrevistar a personas en la provincia. También conversó con personalidades como el expresidente Vinicio Cerezo, quien le habló de sus apodos.

“La gente nunca te va a motivar”, relata Veri al explicar que la fuerza para hacer realidad un proyecto tiene que salir de uno mismo. Explica que con su libro no busca menoscabar la identidad de las personas sino “dar a conocer la riqueza cultural” de los apodos, ya que asegura que es algo “muy popular y muy nuestro”.

Foto: Oliver de Ros

Origen

¿De dónde salen los apodos? Esa es una de las preguntas que busca responder con su libro el comunicador. Explica que por lo menos ocho de cada diez surgen por características físicas y en un porcentaje menor por el trabajo que realizan, por tradición familiar; además de otros diminutivos de nombres que da la familia.

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Acepta que hay quienes se ofenden al decirles “Coche”, pero también están las personas que le aseguraron sentirse más contentos de ser llamados por su sobrenombre.

Foto: Facebook

“El apodo se dice por la confianza que se tiene”, asegura y agrega que también hay ocasiones en que las personas no sabían que tenían cierto apodo, pero los que le rodean sí.

El origen es variado. En el texto explica que por ejemplo “Camayaya”, que es Julio Roberto Roldán, originario de Antigua Guatemala, Sacatepéquez, le relató que de niño un amigo suyo le decía “Camarada”, pero como él no podía pronunciar bien solo alcanzaba a decir “Camayaya”.

Pero otros de sus conocidos tienen otra versión. Recuerda que cuando eran niños una “chamusca” se extendió a casi la noche. La abuela de Julio salió molesta y desde la puerta le gritó “A la cama, ya, ya”. Sus amigos se quedaron con las últimas letras de esa frase y le confeccionaron el sobrenombre “Camayaya”.

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