¿Es realmente un reflejo de lo que sentimos?
En los perfiles virtuales es muy común desahogar “nuestros malestares”; sin embargo, refleja que somos una sociedad con doble moral y que funcionamos con indirectas, explica la especialista Melissa Lemus.
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Al parecer, las redes sociales han aflorado las posturas que no somos capaces de afrontar de manera abierta y directa.
“Es un espacio en donde al ser ‘mi muro’ o ‘mi usuario’ puedo escribir, colgar, poner o decir lo que quiera… seguro todos habrán visto la frase ‘a quién no le guste que me bloquee’, una actitud que generalmente no aplica de manera personal”, comenta Lemus.
¿Hablar por hablar?
En México, un conductor en estado de ebriedad provocó un accidente que dejó varios fallecidos. Uno de ellos era una mujer de nombre Karla Saldaña, que se había casado por lo civil y estaba a pocos días de casarse por la iglesia. Usuarios en redes sociales se desbocaron con comentarios ofensivos porque la mujer se encontraba saliendo de una discoteca cuando fue embestida por el piloto.
“No tiene nada de malo, pero yo no me casaría con una mujer que anda de briaga a las 4AM con sus amigos, le daría un brinco, pero no casarme”, es uno de los comentarios en contra de la víctima.
La idiosincrasia del guatemalteco está orientada al “chisme” “al qué dirán” y a “guardar mucho las apariencias”, de tal manera que la doble moral permite criticar al otro, comentar la vida del otro y en pensar lo peor de los demás, sin enfocar toda esa energía en algo constructivo para la vida real y virtual, añade la especialista.
Una mal evidente
El odio, la doble moral y las críticas son evidencia de una clara ausencia de salud mental en la sociedad. Estos están cargados de tradiciones y pensamientos conservadores que solo se replican y repiten, pero que no se viven de manera consciente.
Según la especialista, parece que la vida de otra persona resulta más interesante que invertir el tiempo en una vida mejor, centrada en sí mismos, y en emitir juicios con claridad, es decir, que no sean en función de ganarse la voluntad de otros o, de lo que es peor, a jugar a una veleta, en donde la postura personal es volátil y cambia según la conveniencia.
“Repetir comentarios para dar la impresión de tener una postura asumida, pero por imitación, lo cual cede a la presión social”, explica Lemus.
Tu libre expresión
La libertad conlleva siempre responsabilidades, y debemos asumirlas en todo momento. "Pienso, luego existo", puede ser aplicado a una vida virtual "pienso, luego escribo", para ello la especialista recomienda:
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- Es importante reconocer qué aportamos a los internautas con cada comentario. Esa breve autoevaluación te ayudará a saber si es momento de emitir o no una opinión.
- Reconocer si la opinión enriquece una conversación o tema.
- Reconocer con madurez que una opinión es una postura subjetiva creada por la historia de cada individuo y debe ser respetada.
- Esta opinión marcada por cada historia de vida también nos hace vulnerables, capaces de intentar defender un punto de vista con personas en una red social.
- Ser consecuente con uno mismo, con el hacer y actuar.
- Informarse para emitir una opinión con argumentos.
- Evitar ser reactivo ante los comentarios de otros.
- Dimensionar que un comentario en una red social puede amplificarse en una magnitud en la que no tendrás el control y por ello requiere de madurez y conocimiento.