En el 2013, Erick Cruz sufrió un derrame cerebral que cambió su vida por completo dejando inmóvil todo el lado izquierdo de su cuerpo. Pero esto lo llevó a encontrar su vocación con la ayuda de Fibi, una chihuaheña que le regaló una amiga. Con ella, descubrió sus habilidades para entrenar perros.
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Y con el ánimo de ayudar a los caninos de Guatemala, recibió una certificación por el entrenador de perros más famoso del mundo, César Millán.
Publinews habló con Cruz sobre su experiencia de vida y cómo ahora trabaja como entrenador de caninos, además de sus planes a futuro.
- A raíz de un derrame descubriste el poder terapéutico de los animales.
Hace cuatro años me dio un derrame cerebral. Unos dicen que fue por el estrés, otros que fue por una malformación congénita. Pero yo creo que es un propósito de Dios. Me regalaron una perrita que me dio su amor incondicional y me ayudó a aceptarme como soy. Ella me enseñó muchas lecciones para poder salir adelante y entrenándola me di cuenta que tengo talento con los perros.
- ¿Cómo fue tu reacción cuando te regalaron a la perrita?
Yo la trataba mal, pero ella me trataba con amor. Los perros son así de lindos, no te juzgan por qué tenés o cómo te mirás, si sos gordo, flaco o de color. Ellos te aman como sos.
- ¿Cómo te ha ayudado en tu terapia?
En un momento me di cuenta que no solo era entrenador de perros, sino que ellos también me estaban ayudando a volver a caminar, a sonreír, a verle el lado bueno a la vida. Esto me ayudó a recuperarme mucho más rápido. A final de cuentas no fui yo él que los entrené, sino ellos me entrenaron a mí y me rehabilitaron.
- ¿Cómo aprendiste a enseñarle trucos a tu perrita?
¡Me lo sacaba de la manga! Fue la conexión entre ella y yo. Iba entendiendo lo que yo quería que ella hiciera, y lo iba haciendo. Ya con los demás perros que he entrenado me preparé mejor con videos, libros de César Millán y otros entrenadores.
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- ¿Qué les enseñas a los perros durante el entrenamiento?
Entreno más a los seres humanos que a los perros. Primero le hago una entrevista al dueño y después a la mascota para saber cuál es su historia, ellos no mienten. Después le enseño a las personas lo que deben hacer o dejar de hacer para que el perrito esté balanceado y feliz.
Pero siempre enseño audiencia básica, comportamiento dentro y fuera del hogar, socialización con perros y humanos, liderazgo, la psicología canina.
Trato de cambiar la mentalidad humana para que lo vea como un perro y no como un bebé.
- Ahora tienes un hotel para perros, “Canino Real”, ¿qué tratamiento reciben las mascotas?
Funciona como Day Care, centro de hospedaje y centro de entrenamiento. Tenemos una piscina en forma de hueso para que hagan natación o hidroterapia. Tenemos un bus que recoge a las mascotas en su casa, los llevamos al hotel, socializan, caminan, hacen amigos, y al final del día los regresamos a sus casas. Están libres, no los dejamos en jaulas, para que tengan un día feliz y balanceado.
- Cumpliste tu sueño de conocer a César Millán, ¿cómo fue trabajar con él?
Yo estaba recaudando fondos para ir a recibir su curso en el extranjero. Hice un video contando mi historia para poder reunir el dinero, capacitarme con él y regresar a Guatemala a entrenar a la gente que rescata perros. De alguna forma, el video llegó a manos de él y recibí una llamada de sus oficinas para decirme que tenía una beca. La experiencia fue impresionante, es algo que nunca te puedes imaginar. Aprendí muchas cosas de mí y de los perros.
- ¿Qué fue lo más importante que aprendiste de él?
Es una persona súper humilde, se encargó de que todos aprendiéramos las cosas necesarias para ser entrenadores de perros calificados por él.
Lo más lindo que me enseñó es que si quieres cumplir tu sueño es importante que una persona crea en este, y ese sos vos.
- ¿Cuál es tu meta ahora que tienes todos estos conocimientos?
Acabo de escribir el libro “Una cola de milagros” donde cuento lecciones de vida. Quiero que sirva para inspirar al mundo y que se convierta en una película.
Además, quiero volver Guatemala “petfriendly”, pero es un trabajo amplio. Requiere entrenar a los dueños y entrenar a los lugares para saber qué reglas aplica y cuáles no al ingresar un perro a las instalaciones.
Es un cambio de mente y de cultura, que acepten perros en las oficinas o en los centros comerciales.