El grafiti empezó en la antigua Roma como una expresión de sus ciudadanos en relación a temas de política, chismes cotidianos o declaraciones de amor. Se han encontrado vestigios de este arte en las catacumbas romanas y en las ruinas de Pompeya.
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En el siglo XX durante la Segunda Guerra Mundial las tropas norteamericanas vieron una inscripción en algunos muros de Túnez, Italia, Francia y Alemania con la frase “Kilroy Was Here”, nunca se supo el autor de esta inscripción aunque la leyenda urbana sugiere que pertenecía a una unidad del ejército de Ohio.
Inicios en Guatemala
En Guatemala empezamos a ver pintas en las calles en la década de los 70 ya que era común que en las manifestaciones políticas o estudiantiles quedaran consignas pintadas en los muros de las paredes de la Universidad de San Carlos de Guatemala o del Centro Histórico.
En los años 80 con la llegada de la televisión por cable, vimos imágenes de graffiteros de New York que mostraban sus habilidades tanto en el “break dance”, al ritmo de la música rap, y con la pintura en aerosol decorando paredes y vagones de trenes de Manhattan y el Bronx. Aunque estas expresiones nacieron un par de décadas atrás, en los Estados Unidos, no teníamos Internet ni redes sociales para tener conocimiento inmediato como ahora.
Los jóvenes de los 80 en Guatemala empezaron a experimentar con los grafitis, inicialmente con los “bombs” y “tags” es decir las palabras con letras gruesas y firmas respectivas. Este arte tuvo su momento de desprestigio en el país ya que lo empezaron a asociar con pandillas o maras.
Ya en el nuevo milenio este arte urbano no lo vemos mal, y admiramos como los diferentes artistas callejeros han llenado de color y belleza algunas paredes olvidadas en la ciudad.