En 1980, el bosque húmedo en San Rafael Pie de la Cuesta, en San Marcos, era el hogar de la guerrilla. Después de los Acuerdos de Paz, en 1996, se quedó solitario y silencioso y años más tarde se convirtió en el hogar de esta majestuosa ave.
Sin embargo, hasta este año el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) declaró 45 hectáreas de este bosque como área protegida por se una de las casas del ave nacional.
En este lugar habitan al rededor de cien quetzales o “guardianes de libertad” como le llaman los habitantes de la región quienes no tienen dificultad para ubicarlos a pesar de que su avistamiento es difícil ya que su plumaje se confunde con la densa vegetación del bosque.
Durante esta época las aves alimentan a sus crías. La hembra vigila el nido y el macho vuela en busca de alimentos como gusanos y aguacatillos, y el próximo mes, cuando los polluelos crecieron lo suficiente para salir del nido y volar, los quetzales emigran a otros ecosistemas.