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Smartphones, tan necesarios como dañinos

Los teléfonos inteligentes cada vez son más necesarios ya que permiten a las personas estar informados acerca de la realidad internética aunque las exponen a convertirse en nomofóbicos.

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La necesidad de estar comunicados y de enterarnos de todo lo que sucede a nuestro al rededor nos acerca a una realidad que antes era inimaginable: la dependencia del teléfono celular.

Según un estudio que realizo “Teleco” (Inteligencia en Telecomunicaciones) de Brasil, hasta enero de 2013 habían 6,3 mil millones de móviles en el mundo.

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La evolución tecnológica ha provocado la adicción o la dependencia de ellos. Incluso para muchos es difícil imaginar salir de casa sin él.

El estilo de vida en la actualidad implica estar conectados por completo mediante herramientas tecnológicas, lo que trae consigo un aumento de la dependencia de estos aparatos.

La interrogante es cómo aprovecharlas y hacer un uso adecuado y moderado sin caer en la adicción, pues hay una línea muy delgada entre la dependencia habitual y necesaria, y la adicción dañina.

“La tenencia a los aparatos se ha convertido en una enfermedad que se padece y nadie se da cuenta, un trastorno que nos afecta a todos, ya que nos aleja de las personas que más queremos”, según la psicóloga guatemalteca Jennifer Santizo.

A diario escuchamos esos sonidos característicos que anuncian un mensaje de texto o una notificación en las redes sociales. Sin importar dónde se encuentren, se ve a las personas enganchadas a él, ya sea en un centro comercial, en la universidad, en el trabajo o hasta en el elevador.

Si bien es cierto que cada vez se aprovecha más las aplicaciones también estas los aíslan de lo que los rodea y, entre más sofisticado sea, mayor es el uso y la dependencia de estos.

Adicción al celular

La nomofobia, del término nomo, que viene del inglés “no mobile”, es un trastorno que se caracteriza por la angustia y el miedo de no poder comunicarse por el teléfono.

Según un estudio realizado en el Reino Unido, esta dependencia es considerada tan grave como la de las drogas o el alcohol porque causa un nivel de desesperación que convierte al aparato en un instrumento de primera necesidad, tanto como la comida o la ropa. Para esas personas tener el o los teléfonos a la mano es tan importante como beber agua.

Dicho estudio indica los síntomas son:

  1. Cambios de comportamiento o de estado de ánimo
  2. Facilidad para comunicarse por medio del chat en lugar de hacerlo de forma verbal
  3. Problemas para conciliar el sueño
  4. No apagarlo mientras se encuentra en el cine, en una cena, en una reunión o incluso en el gimnasio
  5. Revisarlo de forma constante
  6. Imaginar que vibra o timbra
  7. Angustia por el tiempo de duración de la batería

Les preguntamos a los seguidores de Publinews en redes sociales cuándo se dieron cuenta de que dependían de su celular y esto respondieron:

“Cuando regresé de mi trabajo por el celular que lo había dejado en mi casa”, Charles De Catalán.

“Cuando se mojó bajo la lluvia y dejó de funcionar por un par de horas!! Que espantoso estar atado a ello”, Ligia Morán.

“Creo que cuando se me arruinó a mi y a mi mamá al mismo tiempo, y tuvimos que ponernos de acuerdo para salir… Fue horrible cómo llegamos a depender de él”, Shirley de Florián.

Si retrocedemos años atrás, los teléfonos móviles no existían, no había mensajes de texto, ni lenguaje abreviado ni esta situación.

“La dependencia puede causarnos baja autoestima, ya que nos hace creer que necesitamos tenerlo. Tenemos que evitar aferrarnos a él. Lo mejor es tratar de realizar actividades de ocio más seguido, así no caemos en la tentación”, afirmó Santizo.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones indicó que para el próximo año el uso de celulares superará a la población mundial, más de siete mil millones de aparatos funcionarán en el planeta.

Luisa María Godínez

 

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