Chris Hadfield, el astronauta que retrató al planeta, relata sus experiencias

El astronauta retirado, cuyos tuits y fotos desde la Estación Espacial Internacional inspiraron al mundo, habló con Publimetro sobre la experiencia de mirar hacia abajo a nuestro planeta.


• Nació: 29 de agosto 1959, en Sarnia, Ontario, Canadá
 • Carrera: Ha volado en tres misiones del transbordador espacial (sirvió como comandante de la Estación Espacial Internacional). Retirado en 2013 
• Famoso por: Vídeos virales, tuits y fotos  desde la ISS. Su interpretación de “Space Oddity” de David Bowie desde la ISS ha ganado millones de visitas en YouTube • Maníaco de los medios sociales: Tiene 1,3 millones de seguidores en Twitter
 • En las noticias: Publicó: “Usted está aquí: La vuelta al mundo en 92 minutos”, una colección de sus mejores fotografías tomadas desde la ISS  

Cautivó al mundo de Twitter con su ahora famosa interpretación viral de “Space Oddity”, de David Bowie ,en el interior de la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, Chris Hadfield, excomandante de la ISS y bigotudo astronauta que toca una de las guitarras más famosas del mundo, es más conocido por sus asombrosas tomas del planeta Tierra a 400 kilómetros de distancia. “Durante las 2 mil 597 órbitas a nuestro planeta tomé cerca de 45 mil fotografías”, explica Hadfield, cuya última misión duró cinco meses (de diciembre de 2012 a mayo de 2013). En una entrevista con nuestro medio, el retirado astronauta canadiense habla sobre el impacto de fotografiar el mundo y su papel como un “emisario vouyerista ” para siete mil millones de personas.

¿Fue una distracción a tu trabajo científico tener esa vista de la Tierra justo fuera de la ventana de la ISS?

– Oh sí, constantemente. Es una buena cosa que la Estación Espacial no esté hecha de vidrio porque no conseguirías terminar ningún trabajo (risas). Uno puede volver a trabajar fácilmente cuando estás cruzando el Océano Pacífico porque es muy grande, pero cuando estás cruzando los continentes o las costas es fascinante, es una inmensa distracción. Tanto la omnipresencia como la belleza de la Tierra son abrumadoras. Es como si estuvieras caminando por la calle y de repente comienza a reproducir a volumen máximo la Quinta Sinfonía de Beethoven; uno no puede pensar en otra cosa.

¿Alguna vez sentiste que pasabas muchas horas de tu almuerzo mirando por la ventana?

Tu día es en realidad definido por incrementos de cinco minutos de la totalidad de los cinco meses allá arriba, así que no es como que haya una pausa para el almuerzo [risas]. Cuando estás en la ventana de la que es conocida como “la cúpula”, hay casi un silencio de asombro y respeto. Me di cuenta de que nos susurrábamos entre nosotros cuando estábamos ahí. Uno está tranquilo y, por lo general, solo en la cúpula, y si un astronauta se une, toda tu conversación estará dominada por lo que está fuera. Uno puede ver varios miles de kilómetros, de Londres se puede ver Atenas.

¿En esos momentos te sentías como un fotógrafo, un artista intentando de transmitir la belleza, un turista que contempla mirando con ojos nuevos o un astronauta haciendo observaciones metódicas?

– Yo era como una especie de voyerista emisario; no sólo como un turista viendo algo por primera vez para uno mismo, sino que viendo algo por primera vez en nombre de siete mil millones de personas. Recuerdo la primera vez que estuve en órbita: era demasiada información visual. Fue sólo después de ir alrededor del mundo unos pocos cientos de veces que empecé a ver las delicadezas y los matices del planeta. Como astronautas, no sólo estamos entrenados para empujar el obturador de la cámara, sino que también para lo que debemos tener en cuenta, características tales como llanuras aluviales y los patrones de asentamiento.

Tu libro “Usted está aquí: La vuelta al mundo en 92 minutos” muestras las fotos que tomaste mientras estabas en la ISS. ¿Qué mensaje quieres transmitir?

– Tomé cerca de 45 mil fotografías durante mis tres vuelos espaciales, y cuando armé mi libro, yo no quería cortar algo; quería mostrar el mundo entero. Yo no quería profetizar y decir que el mundo es malo, o el clima es esto, o las personas son eso. Quería que reflejara la perspectiva real que tienes cuando estás en la ventana de la estación espacial, y esa es una de las variadas riquezas del mundo y su disposición para que tú mismo puedas sacar tus propias conclusiones. Esa es la rugosidad real, la belleza, la textura y el color del mundo. Lo único que importa son tus acciones posteriores después de lo que acabas de ver. Y para mí eso es lo que tenía en mí mente todo el tiempo que estaba tomando fotos en la ISS: si era capaz de captar parte de esto, entonces la gente conocería mejor su planeta y, tal vez, actuaría con más conciencia.

¿Hubo algo que te sorprendiera en tu expedición de fotografía en el espacio?

Probablemente las peticiones que recibía en Twitter de tomar fotos de los lugares de origen de las personas. Me hizo reír al principio; Pensé: “¡¿Cómo somos tan narcisistas?!”. Todo el mundo quiere ver a su ciudad natal desde una perspectiva diferente, pero el razonamiento real es que quieren ver cómo encajan y existen en comparación con el resto del planeta. Es tu origen, es importante para ti, pero ten en cuenta que no es el centro del universo. Hay que reconocer que es sólo un lugar más habitable desarrollado en cierta manera al igual que el resto del mundo. Por lo tanto, creo que la autoconciencia es tal vez lo que le falta en la introspección de una gran cantidad de personas.

El primer hombre en el espacio, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin, dijo: “No hay Dios cuando estás en órbita alrededor de la Tierra”. ¿Cuál fue tu propia experiencia?

Lo que yo entendí fue un sentimiento inevitable de lo que el mundo realmente es, no metafísicamente, ni religioso, en realidad físicamente. Entonces, ¿qué es este mundo? Es una bola coalescida que ha evolucionado para ser capaz de crear y sostener vida. Y es antigua; se puede ver la áspera historia de ella a través de las cicatrices en la superficie. Y también se puede ver la inmensidad del vacío a su alrededor. No creo que ningún astronauta en este último tiempo, desde el programa de transbordadores, haya tenido una epifanía ahí arriba, pero algunos de los chicos que fueron a la Luna sí las tuvieron. Sí, los astronautas nos cuestionamos los límites finitos de lo que creemos: ¿debo sólo creer que esta parte del mundo es vital o que este subconjunto de la humanidad es importante? Creo que uno se cuestiona esas cosas, pero las cosas fundamentales que te dan fuerza son reforzadas al ver el mundo como lo que realmente es.

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