Para desarrollar estos reemplazos novedosos, el equipo de Bonassar Lawrence, profesor asociado de ingeniería biomédica, empezó con una imagen en 3-D digitalizada de la oreja de un sujeto humano y la convirtieron en sólida tras utilizar una impresora 3-D para ensamblar un molde.
“Se necesita la mitad de un día para el diseño del molde, un día o dos para imprimirlo, 30 minutos para inyectar el gel, y se puede quitar la oreja 15 minutos más tarde y dejarla durante varios días en medios de cultivo celular nutritivos antes de su implantación”, especificó Bonassar Lawrence
El órgano generado artificialmente aporta esperanzas a los miles de niños que nacen con una malformación congénita llamada microtia, que ocurre cuando el oído externo no está completamente desarrollado.
Según Spector, la sustitución del oído por bioingeniería también ayudaría a las personas que han perdido parte o la totalidad de las orejas en un accidente o a causa del cáncer.
“El uso de las células humanas, especialmente las del mismo paciente, reduciría la posibilidad de rechazo”, dijo Spector.
Para poder implantar una oreja de bioingeniería en un niño sería sobre los de 5 o 6 años de edad, cuando las orejas están al 80 por ciento de su tamaño adulto.
Si se detecta su total seguridad en el futuro y las pruebas de eficacia funcionan, el experto destaca que se podría realizar el primer implante humano en un oído en tan sólo tres años.