El 25 de junio, seis de cada 10 guatemaltecos se acercaron a las urnas y votaron por un binomio presidencial, diputados por el listado nacional, distrital y Parlacen, y por las corporaciones municipales.
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El ambiente que se vivió previo a las elecciones fue muy tenso. Había incertidumbre y apatía. Era tanto el bombardeo de propaganda, que lejos de lograr transmitir mensajes claves, hacía mucho ruido a la población; demasiados candidatos, muchos partidos y varias elecciones.
Sorprendentes fueron los resultados. Es de resaltar que la logística y el conteo de votos fue agotador para los miembros de las mesas o Juntas Receptoras de Votos (JRV) por el volumen. Se obtuvieron datos de forma rápida, ya que el sistema de Transmisión de Resultados Electorales (TREP) del Tribunal Supremo Electoral (TSE) funcionó. Y, el mismo día, teníamos la tendencia de las cinco distintas elecciones.
La de mayor sorpresa fue la elección de presidente y vicepresidente. Un récord del voto nulo con el 17.4%, seguido por Sandra Torres del partido UNE (15.9%), Bernardo Arévalo del partido Movimiento Semilla (11.8%), Manuel Conde del partido oficial Vamos (7.8%) y Armando Castillo de Viva obtuvo 7.3%. Los partidos Cabal y Valor-Unionistas, los cuales en las encuestas figuraban como los segundos favoritos, apenas lograron 6.7% y 6.6%, respectivamente.
Interesante analizar el resultado de las elecciones de diputados. La próxima legislatura tendrá 17 bancadas, donde el ganador fue el partido oficial con 39 curules de 160 en el Congreso. Es la primera vez que un partido de turno obtiene la mayoría de los puestos. Le sigue UNE con 28, Semilla con 23, Cabal con 18 y Viva con 11. En el listado nacional el voto nulo fue 15%, en los distritos 11% y para el Parlacen 22%.
En materia de corporaciones municipales que suman 340, Vamos obtuvo la mayoría (126) seguido por Cabal (49) y UNE con 43. Ganaron 20 alcaldías distintos comités cívicos. Las demás quedaron distribuidas en varios partidos políticos. Acá el voto nulo fue del 6%.
El mayor desafío que ha presentado esta elección es oficializar los datos. Esto, debido las inconformidades de varios partidos políticos que se convirtieron en dos acciones de amparo presentadas ante la Corte de Constitucionalidad (CC). El 1 de julio, la CC, bajo el expediente 3731-2023, concedió un amparo provisional y ordenó al TSE suspender la calificación y oficialización de resultados. Entre otras, obliga a repetir las audiencias de revisión, analizar las actas cuestionadas y verificar el cotejo de escrutinios. La CC también fijó plazos para estas acciones. El objetivo señalado fue asegurar que todo esté debidamente depurado antes de la segunda vuelta de la elección presidencial. Se enfatiza que los plazos deben cumplirse estrictamente para garantizar la alternancia en el poder, que debe ocurrir el 14 de enero de 2024, según lo establecido en la Constitución. Esta acción judicial unió a muchos sectores de la población anteponiendo el sistema democrático al litigio, por ende, respetar los resultados contra la conveniencia partidista.
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Fue impactante cómo durante la semana todas las juntas electorales departamentales y del distrito central se organizaron y por varios días fueron cotejando acta por acta frente a distintos fiscales de los partidos políticos. A pesar de que se evidenció algunos errores en las actas, al corregirlas, su rectificación no alteró el orden de los factores. Esto evidenció lo poderoso que es el modelo electoral guatemalteco, donde participan alrededor de 130 mil voluntarios por medio de las juntas departamentales, municipales y receptoras de votos. El sábado último, el TSE trasladó a la CSJ el informe relativo al cumplimiento de lo ordenado en el amparo provisional, así como el resultado de las audiencias de revisión, el ejercicio del cotejo de actas y los datos finales.
Definitivamente, la CSJ tendrá que resolver en los próximos días los recursos pendientes y levantar la suspensión y por ende viabilizar la publicación de los resultados oficiales. Estamos a un mes y medio de una segunda vuelta. Se han puesto denuncias penales contra algunas juntas electorales, muchos miembros han sido amenazados, acosados y algunos fiscales han abusado de su posición faltándoles el respeto.
Ante los resultados, se presenta una segunda vuelta que deberá llevar un factor de diferenciación de ambos binomios. Ambos candidatos han participado en entrevistas y han iniciado con las promesas electorales. Hay grupos extremos que no aceptan el resultado electoral y otros tratan de descalificar a los candidatos por su forma de pensar, la ideología de su partido o la trayectoria de sus integrantes.
Se tiene, por un lado, una candidata muy experimentada que cogobernó con su esposo durante el periodo 2008-2012 acompañada de un pastor evangélico. Se caracterizó por sus programas asistencialistas. Ha sabido mantener y dirigir el partido por varias décadas. Tiene la segunda bancada más grande en el Congreso y en el pasado hemos visto que su partido ha negociado con otros partidos como Vamos para legislar. También posee una red fuerte en todo el país, lo que posiblemente le permitiría ejercer su liderazgo y poner en práctica algunas propuestas. Ahora se presenta como una política conservadora, pese a ser socialdemócrata y parte del Foro de São Paulo.
Por el otro lado, se cuenta con un binomio más académico, de un partido que surgió como un movimiento a raíz de los escándalos de corrupción en el gobierno de Otto Pérez Molina. En la pasada elección impulsaron a Thelma Aldana como presidenta, quien pese no poder participar como candidata, les permitió lograr siete diputaciones, quienes en esta legislatura se han tratado de posicionar como un grupo de oposición a la alianza oficial en el Congreso. Se definen con una ideología socialdemócrata, progresista; sin embargo, algunos de sus seguidores se perfilan como izquierda radical. Se presentan como la organización del cambio, intolerantes a la corrupción y cuentan con un buen manejo en redes sociales. Muchos jóvenes urbanos los siguen por sus mensajes anti estatus quo.
Por el momento, requerimos datos oficiales, que ambos partidos inicien la campaña de la segunda vuelta y celebrar los comicios el 20 de agosto. Muy difícil pronosticar quién ganará y hay muchas expectativas por los foros y debates para comprender quiénes son los más competentes para encaminar al país hacia el desarrollo económico y social, combatir la corrupción, fortalecer la certeza jurídica y usar las prácticas de la “buena política”. Será necesario que revelen más detalles de sus planes, especialmente cómo los van a financiar, y algunos miembros de sus equipos para comprender por dónde iría su mandato. ¿Qué opina de la situación actual de las elecciones? ¿Cómo fortalecemos nuestro modelo electoral? ¿Ya sabe por quién votar en la segunda vuelta?