“Rondas electorales”

Luis Felipe Valenzuela
"Vote por quien usted quiera. Pero le recomiendo no votar basándose en las tonterías malintencionadas que circulan por WhatsApp. Es detestable la desinformación que por estos días camina en los chats."
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  • CHATS ENVENENADOS

Vote por quien usted quiera. Vote por quien más le guste. Vote por quien le convenza de verdad. Por ella o por él. Por él o por ella. Pero le recomiendo no votar basándose en las tonterías malintencionadas que circulan por WhatsApp. Es detestable la desinformación que por estos días camina en los chats. Yo ya me salí de tres. No soporté tanta estupidez junta. Tanto prejuicio trasnochado. Tanta lepra espiritual. Tanto odio.

El país merece algo mejor que esas cadenas de mensajes que repiten y repiten la tediosa letanía del moralismo diabólico. Hay criterios más lúcidos para emitir un sufragio. Basta con no votar por corruptos conocidos. O no avalar discursos que se modifican, dependiendo de la audiencia, para venderse al mejor postor. Ningún candidato es perfecto. Ni aquí ni en la China. Pero siempre hay uno peor. O uno menos malo. Hasta uno muy bueno, si hay mucha suerte.

Por ello, le recomiendo votar por quien usted quiera. Por ella o por él. Por él o por ella. Pero no vote basándose en las tonterías malintencionadas que circulan por WhatsApp, ni “bajo la guía” de noticias falsas que se arman con mentiras descaradas. Exija debate. No se preste a la decadencia de los insultos. Vote con libertad.

  • EL PRESIDENCIALISMO QUE PAGAMOS

En la próxima legislatura, las cosas pintan difíciles para los intereses de la gente. Solo con que el aún partido oficial haya obtenido 40 curules se ve claramente que la estrategia les funcionó. Armar ese enjambre de agrupaciones satélites les garantiza mayoría simple, y hasta calificada, sin mayores esfuerzos. Se trata de un continuismo preocupante. Y ninguno de los dos presidenciables en segunda vuelta se librará de tener que negociar con esa bancada dominante. Obviamente, por razones matemáticas, le sería menos complicado a Sandra Torres conseguir votos para sacar adelante sus proyectos legislativos. La UNE obtuvo 27 escaños, a los que se suman otros de partidos afines. Pero igual estaría en desventaja a la hora de hacer avanzar su agenda. En los próximos días habrá que plantear los escenarios posibles, de acuerdo con este Congreso que se armó el pasado domingo. Irónico será ver cómo se eligen las cortes en días venideros. Irónico y despreciable. La calaña de los diputados que postergaron tan escandalosamente esa elección nos recuerda las repugnantes cavernas de nuestra clase política. En paralelo, es chistoso ver cómo algunos de los más impopulares recién electos agradecen a quienes, según ellos, votaron para llevarlos a la 9a. avenida. Las respuestas en Twitter hablan por sí solas. Las demostraciones de rechazo predominan. Porque, como sabemos, esos impresentables entraron por medio de su posición en la lista, no por ser queridos.

Gane quien gane la presidencia en agosto, le toca a la gente organizarse y presionar al Congreso para que apruebe leyes de interés general. Presionarlo hasta que se sienta obligado a responderle a los electores. Es demasiada la desfachatez con la que han servido a sus amos. Es demasiada la burla hacia nosotros. El pueblo se hartó. Considero que los truhanes de la política lo saben. Y eso les molesta.

  • QUE NO DISPONGAN MÁS TROPELÍAS

Se anuncian nuevas maniobras para intentar la judicialización selectiva en la segunda vuelta. Atreverse a verbalizarlo sugiere tempestades. Y es una afrenta para quienes fuimos a votar el 25 de junio. Ojalá el Tribunal Supremo Electoral actúe en consecuencia y se pronuncie con celeridad al respecto. Asimismo, que las organizaciones que han defendido este proceso no se demoren en levantar la voz. Juegan con fuego quienes maquinan semejantes atropellos contra la voluntad popular. Así de desesperados se sentirán. Así de rechazados. Así de parias. Si se atreven, no les será fácil esta vez. El país cambió mucho el domingo pasado. Y más puede cambiar. Hay menos miedo ahora. Y menos habrá.

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