A raíz de los acuerdos, Guatemala inició una modernización profunda en sus servicios y gestión pública con muy buenos resultados. Sin embargo, la tecnología y la era de la información han avanzado muy rápidamente y no hemos sido suficientemente innovadores y dinámicos para adaptarnos a las oportunidades del siglo XXI.
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La pandemia de Covid-19 no tuvo la fuerza para formular y realizar cambios en la forma como se entregan los servicios públicos a los ciudadanos, especialmente en salud, educación e infraestructura. El país se endeudó con el fin de hacerle frente a la pandemia. Sin embargo, lejos de hacer transformaciones profundas, regresamos a peor de lo mismo. El dinero se destinó primordialmente a subsidios, gasto en salud poco estratégico de la pandemia y a pactos colectivos.
Regresar a “la normalidad” en Guatemala ha sido toda una pesadilla. El tráfico, el abandono de las escuelas, la carencia y el coste de la medicina, las carreteras en pésimo estado y los gobernantes arrogantes, con agendas propias que no se preocupan por las necesidades de la población.
Este año se celebran las elecciones de 2023. Algunos están escépticos respecto a que realmente se pueda dar un cambio en Guatemala, especialmente porque se ven a los mismos personajes del pasado con distinto color de camiseta sin ideas creativas, propuestas, ni iniciativas innovadoras.
A nivel global, hay una tendencia de aprovechar la tecnología para potencializar las oportunidades de desarrollo por medio de la innovación y la transformación digital. Distintos gobiernos han implementado políticas activas que no solo facilitan el uso de la tecnología por parte de los privados, sino que ellos mismos están asumiendo la transformación.
En Guatemala también se hicieron esfuerzos. De parte del Ejecutivo se promovió la Ley para la Simplificación de Requisitos y Trámites Administrativos (Decreto 5-2021) y se avanzó con el Gobierno Electrónico. El Congreso aprobó el Decreto 13-2022, Ley de Tramitación Electrónica de Expedientes Judiciales, que permite digitalizar este organismo. También en el Legislativo se iniciaron las reuniones virtuales y la mayoría de los documentos están digitalizados. El avance de la SAT es interesante. Hubo municipalidades que cambiaron y por el lado del sector privado hubo innovación. Muchas transacciones que se hacían presencial hoy se realizan virtualmente.
Recién conversábamos con unos amigos y llegamos a la conclusión que la innovación y la transformación digital presentan la oportunidad de dar consistencia a las políticas específicas en cada área de gobierno y a la misma gestión pública, además de mejorar la productividad y las oportunidades de desarrollo. Adicionalmente, mejoraría la transparencia, promovería la participación ciudadana en las decisiones públicas y facilitaría la incorporación de grupos vulnerables en una entrega más eficiente de servicios públicos, por mencionar algunos ejemplos.
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Por lo tanto, requerimos una agenda para la innovación y la transformación digital cuyo propósito sea obligar al país a replantear una perspectiva a futuro y servir como una sombrilla integradora de las distintas políticas para el próximo gobierno y la siguiente década alrededor con un propósito de desarrollo. Por lo tanto, se propone como un objetivo principal de esta agenda “promover la innovación y la transformación digital como instrumento para la promoción del desarrollo económico y social de todos los guatemaltecos”.
El CIEN recomienda varias líneas de acción para ejecutar en los próximos cinco años. Me voy a referir a las tres en el corto plazo. 1) Mejorar la gobernanza digital. Esto significa contar con la infraestructura institucional que permita inicialmente la identificación de la innovación y transformación digital como instrumentos de desarrollo. La misma debe ser adaptativa no solo a la evolución tecnológica, pero también a las distintas dinámicas sociales y políticas. Esta línea de trabajo se subdivide en dos: a) La transformación del gobierno en digital para poder dar mejor respuesta a las distintas necesidades de la población y b) La participación digital, que es esencial para que los ciudadanos se puedan incorporar dentro del mundo digital.
2) Incrementar y modernizar la infraestructura digital. Guatemala tuvo avances importantes en comunicación hace un par de décadas. Sin embargo, se ha quedado rezagada: La infraestructura es escasa y los servicios son onerosos, dejando fuera a importantes sectores de la población. Esto debe revertirse, pero no solo es invertir en infraestructura física, también hay que contar con marcos legales y condiciones para la realización de las inversiones en beneficio de la mayoría de la población. La conectividad debe mejorar en todo el país y dar acceso a los más vulnerables.
3) Fortalecer la ciberseguridad. Guatemala requiere de un marco institucional suficiente que proporcione seguridad a todos los participantes del sistema. Como un primer paso, es indispensable fortalecer el Comité Nacional de Seguridad Cibernética como ente coordinador oficial frente a incidentes informáticos para liderar los cambios institucionales necesarios y mejorar la seguridad y confianza en los medios electrónicos.
Ilusiona saber que hay un camino para desarrollar Guatemala y que la innovación y tecnología son la clave para su transformación. Debemos exigir a los distintos candidatos sus agendas al respecto y su compromiso con la modernización del país en beneficio de todos los ciudadanos. ¿Qué opina de una Guate digital? ¿Le gustaría “sacarle el jugo” a su teléfono inteligente? ¿Cómo la innovación puede mejorar los servicios públicos?