Ayer se celebraron las elecciones en Brasil. A pesar de que eran varios los cargos a elegir, el foco central estuvo en la elección de presidentes. Hay un reflejo de lo que está sucediendo en la región de polarización, señalamientos de corrupción, agresión y, lo peor: el desencanto por la democracia.
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El fin de semana se realizó una reunión en La Antigua Guatemala donde se dieron cita varios académicos y miembros del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP), un centro de investigación internacional que realiza encuestas, ubicado en la Universidad de Vanderbilt, durante el evento “El Público y la Democracia en las Américas”, cuyo anfitrión local fue Asíes. La misión de LAPOP es producir datos de opinión pública de la más alta calidad, desarrollar e implementar métodos de vanguardia para la realización de encuestas, crear capacidad para la investigación y análisis de encuestas, y generar y diseminar investigaciones relevantes para la formulación de políticas públicas. Está dirigido por académicos con experiencia en metodología de encuestas y prácticas innovadoras para el estudio de la opinión pública, con dedicación a la pedagogía y comprometidos con la labor de proporcionar información de alta calidad que sea útil para la toma de decisiones basadas en evidencia sobre programas y políticas públicas. La reunión se centró en presentar una serie de estudios relacionados con la democracia, utilizado los datos del Barómetro de las Américas y otras fuentes.
“El pulso de la democracia 2021” es una publicación que contiene los resultados de la encuesta realizada por LAPOP en los países de Latinoamérica y el Caribe (LAyC) publicada el año pasado. (shorturl.at/dnpY3)
Deseo referirme a algunos de sus resultados y puntualizar el caso de Guatemala. Respecto al sistema democrático, la mayoría de los países apoyan la democracia, varía de 80% en Uruguay hasta 41% en Haití, en Guatemala prácticamente es más de la mitad (52%). Sin embargo, en gran parte de los países de ALyC, la mayoría de los ciudadanos no está satisfecha con la democracia; en Uruguay el 82% está satisfecha, mientras que en Guatemala es un 38%. Es interesante que en El Salvador es de 78%, teniendo como presidente a un dictador.
Desde 2004 hasta 2021, la democracia ha caído en popularidad en la región de 68% a 61%. Preocupa que una tercera parte de los países latinoamericanos y del Caribe tolerarían un golpe militar si hay mucha corrupción. En este aspecto, el resultado en Guatemala fue un 51%, siguiendo al más alto: Perú con 52%. Ahora bien, si fuera durante una emergencia de salud pública, entre un cuarto y un tercio en los países de la región de ALyC toleraría un golpe militar. La tolerancia a un golpe del Ejecutivo continúa aumentando en la región de 14% en 2010 a 30% en 2021. En Guatemala, más de una tercera parte estaría de acuerdo (38%). Llama la atención que en todos los países de ALyC excepto tres, menos de la mitad apoya a un líder fuerte, aunque incumpla las reglas; en Guatemala es solo un 20% -entre los menores-. Especial mención merece El Salvador con 56%. De hecho, los salvadoreños son los más tolerantes a un golpe de Estado del Ejecutivo de toda la región con un 51%, siendo además los que más creen en la democracia.
La mayoría en la región prefiere la democracia directa, pero no un gobierno de expertos; queda claro que quienes prefieren elecciones, libertad de expresión y representantes electos tienen más probabilidad de apoyar a la democracia. Es revelador que la mayoría de los ciudadanos está dispuesta a sacrificar las elecciones por un sistema que garantice ingresos y servicios básicos, pero siempre y cuando no se pierda la libertad de expresión. Guatemala es el país que menos está dispuesto a perderla (38%).
La confianza en las elecciones se recuperó en toda la región, subiendo de un 38% en 2018/2019 a un 42% en 2021, pero la mayoría de los ciudadanos sigue expresando poca confianza en sus sistemas electorales. En el caso de Guatemala solo una tercera parte confía -los jóvenes son los que menos confían en las elecciones (38%) en comparación con adultos mayores (53%)-.
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Respecto a los derechos, menos de una tercera parte reporta que los derechos básicos están protegidos. Guatemala está por debajo del promedio con 28%. En relación con la corrupción, casi dos tercios en la región creen que la mayoría de los políticos son corruptos y las percepciones por país oscilan entre 88% (Perú) y 34% Uruguay -Guatemala opina que el 68% de los políticos es corrupto-.
Contrastando la percepción con la realidad, se incluyeron unas preguntas interesantes como “¿Algún agente de policía le pidió una mordida (o soborno) en los últimos 12 meses?” Se encontró que en Guatemala fue el 16%, mientras que en México 25%. Ahora bien, a la pregunta “¿En los últimos 12 meses algún empleado público le ha solicitado una mordida (o soborno)?”, la respuesta de los guatemaltecos fue de 15% -similar a Perú, Paraguay, Nicaragua y México-. De hecho, el estudio concluye que de 2004 a 2021 los porcentajes de aquellos que han experimentado la solicitud de sobornos por parte de empleados públicos han aumentado significativamente en los últimos dos años, del 6% al 10%. Entre 2004 y 2019, alrededor del 5% al 7% de los residentes de ALyC, en promedio, habían sido víctimas de sobornos por parte de empleados públicos.
Estas encuestas son muy importantes para que la toma de decisiones se haga basada en datos de varios años y evidencias. Los estudios académicos son imperantes y reveladores, y se debe buscar un acercamiento con los políticos para lograr mejores resultados. Si deseamos fortalecer la democracia, debe haber claridad qué entendemos por democracia, cuáles son sus debilidades y qué tipo de acciones debemos tomar para fortalecerla y defenderla. Si el sistema no tiene la capacidad para mejorar el nivel de vida del ciudadano y proveerle de bienes y servicios, difícilmente tendrá apoyo. ¿Qué opina de la democracia? ¿Está satisfecho con los servicios públicos? ¿Le ha pedido mordida o soborno un empleado público en los últimos años?