Opinión

"¿Por qué importan los procesos de nominación de candidatos?"

“Un patriotismo real, auténtico, que busque construir un país, superar las desigualdades sociales, generar empleo, desarrollo, uno sin discriminación ni exclusión, sin violencia, un país en el que nos sintamos orgullosas y orgullosos”.

Los partidos están calentando sus motores, esperando el banderazo de salida que dará el Tribunal Supremo Electoral para la campaña del proceso electoral del próximo año. La elección está a la vuelta de la esquina y pareciera que las piezas en el tablero se están empezando a posicionar y los partidos están definiendo sus estrategias.

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En este sentido, durante lo que resta de este año y muy probablemente los primeros dos meses del siguiente, presenciaremos las asambleas de postulación de los candidatos. Estos eventos se caracterizan porque los partidos tiran la casa por la ventana en actividades multitudinarias en las que postulan a sus candidatos. Hay casos en las que terminan siendo bastante deslumbrantes y otras muy modestas, y eso depende de los recursos (lícitos o no) con los que cuente y quiera gastar.

Las asambleas de postulación, según el diseño organizativo delineado en la Ley Electoral y de Partidos Políticos –LEPP–, son los espacios institucionales en los que los afiliados (en asamblea municipal) o delegados municipales (en las asambleas departamental y nacional), en donde el partido tiene organización legal, eligen a las personas que competirán por las alcaldías, diputaciones y presidencia de la República.

La “fórmula mágica” que buscan los partidos es legalizar pocos municipios y departamentos, alrededor de los mínimos exigidos por la ley, para tener mayor control sobre las nominaciones de las candidaturas. Además, lo más trágico es que en la mayoría de los casos las asambleas se realizan con el propósito de cumplir con el requisito formal, pero sin sustancia democrática, y los afiliados o delegados, quienes participan para dar la “legalidad”, lo hacen, pero sin una real y auténtica “voz y voto”.

Las estructuras y los integrantes de estas están controladas por los liderazgos, evidenciando la centralización, exclusión y débil institucionalización que caracterizan a los partidos políticos. Esta dinámica de organización partidaria y nominación de candidaturas genera problemas de democracia interna, legitimidad y representatividad del sistema partidario y electoral.

Las decisiones de la cúpula partidaria para nominar a los candidatos, más allá de los requisitos formales de las asambleas, se realizan en su mayoría con nefastas prácticas clientelares, nepotistas y antidemocráticas que prevalecen en nuestra cultura política y erosionan la credibilidad y minan la legitimidad de las candidaturas, los partidos y el sistema político en su conjunto. Los partidos, en la mayoría de los casos, terminan vendiendo las candidaturas municipales y departamentales al mejor postor, al estilo de partidos franquicias, como vehículos electorales.

Por ello, los procesos de nominación de candidatos se constituyen en uno de los procesos más importantes del evento electoral. Incluso me atrevería a decir que más que el día de la elección, porque es ahí en donde se define quiénes competirán y sobre los que los votantes tendrán que votar.

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Dicho de otra manera, es responsabilidad de los partidos políticos postular candidatos que tengan la capacidad para gobernar de manera democrática, eficiente y transparente. Que busquen el poder para ejercitar una política apegada a principios, valores y programas de gobierno en el que estén presentes las necesidades y demandas de la población.

No deben presentar candidatos que estén con el objetivo de “recuperar la inversión” de comprar su candidatura y beneficiarse de las estructuras complejas de corrupción que tienen cooptadas las instituciones públicas y que no benefician a la población.

Los partidos son los responsables de identificar candidatos competitivos electoralmente, pero también capaces y que además busquen el poder para resolver los problemas públicos que estamos enfrentando. No candidatos corruptos que buscan llegar al poder para beneficiarse.

Los procesos de nominación definirán a los actores que estarán en el tablero electoral y ojalá sean candidatos con principios, visión de Estado, conocimiento de las instituciones, democráticos, honestos y transparentes. Esa es la principal responsabilidad de los partidos en este momento y luego vendrán los electores, quienes ojalá mediante su voto apoyen y elijan a los mejores representantes. ¿Qué opina usted?

Un patriotismo real, auténtico, que busque construir un país, superar las desigualdades sociales, generar empleo, desarrollo, uno sin discriminación ni exclusión, sin violencia, un país en el que nos sintamos orgullosas y orgullosos. Uno en el que prevalezca la dignidad humana. Celebrar la independencia deber ir más allá de actos cívicos, entonar el himno nacional y llevar antorchas; debe ser una oportunidad para construir país.

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