Opinión

"Guatemaltecos por la nutrición"

"¿Cómo poner el sentido de urgencia respecto a la desnutrición crónica? ¿Qué hacer para que los gobiernos tomen acción? ¿Cómo lograr un círculo virtuoso del bienestar?"

El desafío más grande que tiene Guatemala para lograr el desarrollo de sus habitantes es combatir la desnutrición crónica. Los últimos datos señalan que la mitad de los niños menores de cinco años sufren de este mal, que, lamentablemente, no permitirá que desarrollen su potencial. Hay mayor preocupación en los departamentos de Totonicapán, Quiché, Huehuetenango y Sololá, con prevalencia de desnutrición crónica mayor del 65%.

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En los últimos años se han realizado varios estudios, análisis y programas; sin embargo, no se ha logrado mucho. Desde hace más de una década, los distintos gobiernos han intentado diferentes intervenciones, pero lamentablemente no se avanza. Como lo señala el proyecto Gran Cruzada Nacional por la Nutrición del Gobierno, “la desnutrición y las deficiencias de micronutrientes, entre ellas la anemia por deficiencia de hierro en la niñez menor de cinco años, tienen consecuencias adversas en el desarrollo cognitivo, principalmente si se presentan en un periodo crítico como el de crecimiento y diferenciación cerebral, cuyo pico máximo se observa en las niñas y los niños menores de dos años, periodo en el que el daño puede ser irreversible, constituyéndose en los principales problemas que afectan el desarrollo infantil temprano y condicionan el desarrollo del país”.

El documento de la Gran Cruzada comenta que de 1965 a 2015, la desnutrición crónica infantil se había reducido en 17 puntos porcentuales, o sea una disminución de 0.37 puntos porcentuales por año. De los años 1995 a 2015, la reducción promedio en retardo en talla fue igual a 0.44 puntos porcentuales por año, ritmo de mejoramiento extremadamente bajo en comparación con países que han tenido y tienen programas exitosos, en los cuales se ha documentado una reducción de hasta dos puntos porcentuales por año. La mayor reducción se registró entre 2002 y 2008 (1.05 puntos porcentuales por año), a diferencia de otros períodos en que la prevalencia mejoró solo en medio punto anual en promedio.

El CIEN ha mencionado que la desnutrición crónica es un problema que afecta el presente, pero que sobre todo limita el futuro de las personas y de la sociedad por lo que su solución debe ser una prioridad de urgencia nacional. Las acciones deben centrarse en la ventana de oportunidad de los primeros mil días de vida de las personas a través de intervenciones que han demostrado científicamente ser costo-efectivas para afrontar este problema.

Recientemente, el grupo empresarial Castillo Hermanos lanzó el programa “Guatemaltecos por la Nutrición, ¡un llamado a la acción!”, el cual cuenta con el diseño de un modelo de atención que contempla los determinantes sociales que provocan las causas de la desnutrición. Cuenta con cinco ejes de trabajo que pretenden provocar el rompimiento del ciclo de prevalencia de desnutrición, promoviendo la transformación de los determinantes biológicos, económicos y ambientales, buscando un círculo de bienestar de salud, nutrición y desarrollo económico.

Cuenta con dos intervenciones operativas: Campamentos Nutrimóviles y brigadas de Guatemaltecos por la Nutrición. También contempla cuatro ejes de soporte transversal que pretenden generar cambios de comportamiento en los hogares que den sostenibilidad a la recuperación nutricional, contar con evidencia técnica para la definición de mejores intervenciones y lograr alianzas a nivel local que fortalezcan la intervención del programa. Estos son: 1) Comunicación para el cambio social y de comportamiento, 2) Investigación aplicada, 3) Gestión de la calidad y mejoramiento continuo y 4) Alianzas de mutuo beneficio.

El Campamento de Nutrimóviles es la base de operaciones del programa y consiste en una serie de infraestructuras modulares y móviles en las que junto con las brigadas, conformadas por las comunidades, prestarán atención nutricional y de salud primaria a mujeres embarazadas, mujeres en edad fértil y niños menores de cinco años por medio de 15 servicios. Contará con autonomía operativa y estará equipado con tecnología que favorecerá la rapidez en la atención.

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El proyecto tiene un plan de trabajo de cinco años y se enfocará en los departamentos de Huehuetenango y Quiché. La meta para el primer año es atender la primera micro región beneficiando directamente a 1,500 familias. Adicionalmente otras 1,500 familias podrán recibir beneficios como monitoreo de crecimiento, capacitaciones en la preparación correcta de recetas nutritivas, tomando en cuenta la pertinencia cultural y que sean localmente aceptados por la comunidad; atención primaria en salud y proyectos productivos agropecuarios que fomenten emprendimiento y planes de negocios. Los resultados del programa serán revisados y medidos por la Universidad Católica de América con sede en Washington, D. C., Estados Unidos.

Bajo el lema “Creemos, confiamos e invertimos”, el grupo empresarial estará invirtiendo Q116 millones para el proyecto y tiene varios objetivos con metas, especial mención reducir en un 5% y de forma sostenida la prevalencia de desnutrición crónica en las comunidades de Huehuetenango y Quiché y erradicar la mortalidad infantil por desnutrición aguda en las comunidades intervenidas de dos municipios. Muy interesante iniciativa, muchos éxitos, esperando que más empresas se sumen a este esfuerzo y se encuentren intervenciones innovadoras para combatir la desnutrición crónica. ¿Cómo poner el sentido de urgencia respecto a la desnutrición crónica? ¿Qué hacer para que los gobiernos tomen acción? ¿Cómo lograr un círculo virtuoso del bienestar?

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